La semana pasada nos adentramos en algunos aspectos formales del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, tales como sus estatutos, himno, bandera y escudo. Un dato crucial es el papel desempeñado por José Antonio Constanzo al dar forma a la identidad simbólica de la organización. Constanzo concibió tanto el escudo como la bandera del 1J4, esta última en coautoría con Mario Sánchez Córdova quien eligió el color negro mientras Constanzo eligió el verde. Esta creación no solo dotó al movimiento de un reconocimiento visual legendario a sus militantes, sino que también le infundió un significado político a la organización.
El Dr. Roberto Cassá explica en su libro Los orígenes del Movimiento 14 de Junio que el nombre de la organización fue “adoptado en homenaje a los expedicionarios de la raza inmortal” durante la reunión celebrada en Mao, el 10 de enero de 1960, bajo propuesta y argumentación de Minerva Mirabal, según relata el testimonio expuesto por Fernando Cueto. Desde esta perspectiva, el nombre trasciende el simple marco temporal, convirtiéndose en un llamado hacia la acción revolucionaria, conmemorando una fecha que representa la rebeldía, hasta las últimas consecuencias si fuese necesario, por la justicia y la emancipación del pueblo dominicano. El nombre no solo designa un momento en nuestra historia, sino que evoca un compromiso con la transformación y la búsqueda de un futuro distinto para el país.
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Con anterioridad a su aprobación dos propuestas habían sido descartadas. Primero, la del reconocido cardiólogo y mártir Dr. Manuel Tejada Florentino, quien, inspirado en la experiencia mexicana, sugirió denominar al movimiento como Partido Revolucionario Institucional Dominicano (PRIDO). Segundo, la propuesta de Puerto Plata, que aspiraba designarlo con el nombre del héroe de la Restauración general Gregorio Luperón y/o con la fecha del desembarco por Luperón de los expedicionarios de 1949, dígase el 19 de junio. En cuanto al logo, este fue concebido por el Ing. Leandro Guzmán mientras se encontraba recluido en la cárcel en 1960.
Al tener la misión esencial de representar la identidad de la organización, el logotipo 1J4 desempeñó un papel protagónico en la comunicación tanto a nivel interno como externo. Por eso toda la producción visual de sus acciones quedaban marcadas, sea la rotulación en la portada del periódico “El 1J4” o en los mensajes de propaganda que se desplegaban. El logo fue una composición gráfica, forjadora de una identidad colectiva con memoria histórica.
Por su parte, el contenido formal del proyecto político del 1J4 se fraguó en una reunión celebrada en la finca de Charlie Bogaert en Mao, donde se decidió asumir el programa mínimo que trajeron en sus mochilas los expedicionarios del Movimiento de Liberación Dominicana (MLD), en junio del 59. Sus ejes programáticos delinean una visión avanzada para la sociedad dominicana que se extiende desde la redistribución equitativa de recursos hasta la redefinición de las estructuras de poder. Cada punto refleja la ambición de un cambio profundo en las estructuras socioeconómicas, desafiando el statu quo y proponiendo un nuevo paradigma social. Ciertamente, los objetivos políticos del 14 de Junio se tejieron con la urgencia de transformar la realidad de la República Dominicana. Entre sus metas fundamentales se abordaron los siguientes aspectos:
En lo político: Derrocamiento del Régimen de Trujillo; establecimiento de un Gobierno provisional democrático revolucionario que generara las condiciones para el ejercicio libre de los derechos políticos y sociales del pueblo dominicano; convocatoria a una asamblea nacional constituyente y derogación de toda legislación antidemocrática de la tiranía.
En lo social: Implantar una amplia reforma agraria que garantizara la posesión de la tierra al campesino, siguiendo el principio de función social de la propiedad; reformar las leyes de tierras; garantizar la libre organización de la clase obrera y campesina reconociendo el derecho de huelga como instrumento de lucha del proletariado; iniciar una campaña de alfabetización y reformar integralmente la enseñanza para que esta pudiera forjar una conciencia nacional avanzada y libre.
En lo económico: Impulso a la economía; desarrollo y protección de la industria nacional; expropiación de propiedades de la tiranía; revisión de concesiones lesivas; reforma tributaria y política económica de pleno empleo.
En lo internacional: Respaldo a la democracia representativa; fomento de relaciones pacíficas y de mutuo respeto basadas en la comprensión en igualdad jurídica y libre determinación de los pueblos; cooperación regional especialmente con los pueblos del Caribe y Centroamérica, basadas en la convivencia pacífica y la mutua ayuda.
El movimiento abogó por la participación popular de la ciudadanía, el principio de justicia social y el respeto a los derechos humanos, en un momento en que se buscaba reconstruir a una nación traumatizada por 30 años de dictadura de gran represión y concentración de poder. De allí que la valentía y determinación de los hombres y mujeres catorcistas encontraron eco no solo en el fragor de las calles durante aquellos meses entre 1961 y 1963, sino también en la memoria colectiva de una nación que iniciaba un complejo tránsito hacia lo que debió ser la instauración plena de valores democráticos para todos y todas.
Prof. Amaurys Pérez, Ph. D. Sociólogo e historiador UASD/PUCMM