Todavía cientos de familias no han podido regresar a sus viviendas llenas de lodo, humedad y ajuares dañados por la penetración de cañadas y arroyos en el Distrito Nacional y en Santo Domingo Norte, donde llueven las quejas por la ausencia de autoridades para hacer levantamientos y acudir en auxilio.
Familias bañadas por Arroyo Manzano, en Los Girasoles Primero y Segundo, en el Distrito Nacional, así como en Los Guaricanos afectados por la cañada de Pablito, así como en Paraíso (Maco Frio), por el río Yaguasa, en Santo Domingo Norte, no han podido entrar a sus viviendas desde que salieron el pasado sábado de la semana antepasada.
Puede leer: Raquel Arbaje a Leonel sobre abandono en SDO: “Es bueno decir la verdad»
En Los Guaricanos
Antonio Romero, quien habita en La Laguna de Pablito, en Los Guaricanos, señala que decenas de viviendas fueron arropadas por la crecida del afluente que alimenta al río Yaguasa que cruza próximo al lugar.
Reina Porte, quien también vive en el lugar, pero en una segunda planta, narra que las aguas de la cañada subieron hasta su techo, por lo que dañó sus ajuares, al tiempo que deplora que a diez días del evento nadie haya acudido al lugar evaluar los daños. Francisco Heredia Cabrera, revela que la cañada barrió con todo lo que había dentro del hogar y que salvaron la vida porque salieron huyendo para la parte superior.
Julia Reyes, sostuvo que pudo salvarse junto a sus hijos porque subió a un segundo nivel, pero que perdió los ajuares, no ha podido sacar el lodo y nadie los ha auxiliado.
En Paraíso
Julio César Rodríguez, del Esfuerzo Paraíso (Maco Frio) en Santo Domingo Norte, cree que más de 200 viviendas fueron bañadas por el río Yaguasa y las cañadas la 28 y Remanso, por las que muchas se mantienen con el lodo dentro.
Estima que gran parte de los afectados tendrán que empezar de cero, porque quedaron sin nada, al tiempo que muestra preocupación porque ninguna autoridad ha hecho un levantamiento de daños.
Los daños han sido tan graves que la estación de expendio de gas Ovalle no ha podido abrir sus puertas debido a los daños que sufrió.
Trinidad de Paula, postrada en una cama por un cáncer terminal, dentro de la humedad dejada por las aguas del río Yaguasa, clama por ayuda urgente del gobierno, porque no tienen alternativas. Eulogia Pérez, madre de Trinidad, esperaba una unidad del 9-1-1 para sacar a su hija hacia el Instituto del Cáncer, aunque denuncia que en tres ocasiones la han dejado esperando.
Pedro Vidal, propietario del Colmado El Mango, en Maco Frio, revela que sus pérdidas superan los 150 mil pesos, ya que apenas quedaron botellas y latas.
Pero también Paulina Ozoria, prácticamente perdió su colmado al ser impactado por la cañada La 28, en la zona de Las 5 Esquina, por lo que hoy no tienen nada que exhibir a los clientes. “Mire, hasta el mostrador se lo llevó la cañada, también todas las mercancías como arroz, azúcar, sal, habichuela; aquí solo quedaron algunas botellas en lo más alto de los tramos”, indica.
Girasoles
Birelsa Jáquez, quien perdió un salón de belleza que había abierto hacía pocas semanas, en la calle Tercera de Los Girasoles Primera, próxima al puentecito, deplora que a diez días de las inundaciones, ninguna autoridad del Estado se presente en el lugar para evaluar los daños ocasionados por la crecida de Arroyo Manzano.
Andris Lebrón, madre de dos niños, el más pequeño de apenas 4 meses, expresó que su casa quedó destrozada y sin ajuares para seguir viviendo junto a sus tres hijos, debido a que la cañada Arroyo Manzano prácticamente la cubrió por completo.
“Dormimos donde nos coja la noche, ahí nos quedamos porque no tenemos nada, no podemos entrar a la casa llena de lodo, no tenemos camas porque todo se dañó; lo extraño es que por aquí no hayan pasado autoridades e evaluar este desastre”, apunta.
Rafaela Almonte, narra que previo a la crecida del Arroyo Manzano una retroexcavadora había colisionado la pared trasera de la casa de su hija, por lo que cuando llegaron las lluvias esta se desprendió y agrietó a otras, en la misma calle Tercera 10. Marileysa Jáquez, en Los Girasoles Segundo, Luis Nova y Fabián del Rosario, quienes habitan en la calle El Rosal, próximo al Arroyo Manzano, quedaron prácticamente a la intemperie, debido a que las aguas arrasaron con todo.
Massiel Bosió Lebrón, quien también habita en la calle El Rosal, además de perder todos sus ajuares, ahora uno de sus cuatro hijos fue diagnosticado con dengue.