La historia de la República Dominicana nos ha mostrado desde su inicio que somos un país de decisiones firmes y, sobre todo, de una juventud decidida que ha encabezado las grandes luchas, como así lo hicieron Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, jóvenes que nos dieron la nacionalidad dominicana.
También, podemos mencionar a Gregorio Luperón, Manolo Tavárez Justo, las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, y Francisco Alberto Caamaño Deñó, jóvenes que en sus épocas lucharon por un mejor país.
La historia reciente nos data de febrero del 2020 cuando la juventud se empoderó en La Plaza de Bandera para protestar en contra del entonces fracaso comicial de la Junta Central Electoral (JCE).
A partir de estos acontecimientos, la sociedad será más empoderada, con otras ideas, pues las tecnologías de la información y comunicación (TIC) nos ayudan a tener más conocimientos de la historia y, a la vez, más críticos.
La transición de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina a la actualidad en que vivimos ha sido de grandes transformaciones, con una ciudadanía más informada y con las transformación del país hacia una nación más transparente frente al gasto público.
Los políticos y la clase empresarial retrógrada no tienen cabida en esta sociedad, pues las soluciones del Estado dominicano no se debatirán en salones cerrados como propuso la ex vice presidenta Margarita Cedeño, de que los líderes políticos se reunieran para aplicar un borrón y cuenta nueva a los acusados de corrupción del Partido de La Liberación Dominicana (PLD).
A partir del pasado febrero del 2020, las ideas de la juventud que se empoderó, exigiendo transparencia en la JCE, esa misma juventud seguirá como baluarte, a fin de que los políticos que acordaban los lineamientos de un país a espaldas de la sociedad no vuelvan a gobernarnos.
Esos políticos en sus despachos tomaron decisiones en contra del avance de un país, robando el dinero del Estado en detrimento de las mayorías.
Aquellos políticos que se negaron a fortalecer el sistema de educación, porque no le conviene un país educado, con información y críticos de sus gobiernos corruptos.
A los políticos que tienen esas ideas retrógradas, que todo se resuelve en reuniones y comisiones, lamentablemente esos días pasaron a la historia de la República Dominicana, pues hoy somos una sociedad que reclama por una justicia independiente, con mayor transparencia en las ejecuciones de nuestro presupuesto.
La República Dominicana no permitirá que reputaciones dudosas vuelvan a dirigir la nación, pues somos una generación que ha decidido por un cambio en la política y seguirá en ese camino hasta tener un mejor futuro para cada ciudadano dominicano.