Emigrantes sin papeles

Emigrantes sin papeles

Hace catorce años escribí en el diario “El Siglo”: “Hasta hace muy poco tiempo el tema de las relaciones dominico-haitianas se trataba raras veces y casi siempre en voz baja. Al asunto se le había aplicado una “sordina social”. Acobardados por el “terrorismo moral” de las izquierdas, muchos dominicanos temían ser tildados de “racistas” si hablaban o actuaban en defensa de su territorio. Algunos profesores universitarios habían “decretado” que oponerse a la “penetración haitiana” era revivir la ideología trujillista y, además, un acto político de “extrema derecha”. Gracias a Dios esa actitud ha ido cambiando paulatinamente. Problemas laborales, demográficos, conflictos en el registro civil, han contribuido a modificar dichas actitudes.

También es pertinente recordar que “durante la celebración del “Diálogo Nacional” se vio claro que este tema era el centro de las preocupaciones de todos los grupos sociales. Se acordó entonces organizar una reunión especial para dedicarla exclusivamente a ese problema. Se quería tratarlo a fondo y con interlocutores bien calificados. Tal es el origen de la “Primera Conferencia Dominicana sobre Relaciones con Haití”. En 1999 el diputado Pelegrín Castillo pidió al Presidente Fernández que convocara una conferencia internacional para discutir un “compromiso estratégico con la recuperación de Haití en Haití”.
El diputado Castillo declaró abiertamente: “Es tan absurdo como peligroso seguir alentando negociaciones bilaterales cuando la comunidad internacional que intervino en Haití está replegándose sin comprometerse con un esfuerzo por respetar la viabilidad de ese país, que ahora se encuentra en peores condiciones que cuando fue intervenido”. Después del terremoto del 2010, todo se complicó para la sociedad haitiana. Sus vecinos dominicanos prestaron el mayor y más oportuno auxilio. La comunidad internacional no ha podido resolver la situación, a pesar de las muchas gestiones que se hicieron tras esa dolorosa tragedia.
En el año 2013 persisten agravadas las mismas condiciones de 1999; ahora se habla de cedulación, carnetización o documentación, de hijos de haitianos nacidos en territorio dominicano; y de los haitianos que residen ilegalmente en la RD. ¿Si la pobreza de Haití “desborda” las posibilidades de los organismos internacionales. Cuánto más desbordará la endeble economía dominicana? La solidaridad, la cooperación, jamás anulan los “intereses nacionales”. El mejor ejemplo: la crisis monetaria de Europa. (2013).

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