Bajo el título de este artículo estoy provocando un conversatorio con el reputado neurólogo José Silié Ruiz. Sé que le seduce, lo intranquiliza y le moviliza a buscar papel y lápiz para hurgar sobre el cerebro. La Dra. Melanie Greenberg habla del cerebro estresado y la neuroplasticidad cerebral.
El estrés es la nueva epidemia mundial que más afecta a hombres y mujeres en edad productiva, produciendo hipertensión, infarto al corazón y cerebro, afectando la piel, el sistema inmunológico, las emociones, la sexualidad y la felicidad existencial.
Un cerebro estresado se bloquea, se agota, no puede pensar bien, no se enfoca ni reproduce emociones positivas; más bien, se irrita, se tensa, se vuelve mal humorado, desafiante y con actitud pleitista. Las personas trabajólicas, las que asumen estilo de vida competitivo; los que desean tenerlo todo sin importar el costo, abriéndose varios frentes, pedaleando por tener “éxito” o demostrarle a la sociedad la validación de un estilo de vida posmoderno, terminan con el cerebro estresado.
Esa falta de sueño, dolor de cabeza, mareos, dificultad para recordar, lentitud mental, ansiedad y dificultad para alegrarse y conectar con la vida, son manifestaciones del impacto del estrés en el cerebro.
El estrés agudo y crónico, altera todas las estructuras cerebrales: amígdalas, hipotálamo, hipocampo y la corteza prefrontal. Un cerebro estresado demanda más glucosa, libera más epinefrina y norepinefrina, y las glándulas adrenales aumentan el cortisol para producir vasodilatación, afectando el corazón y el cerebro. Pero también, activa el sistema nervioso (simpático) aumentando los latidos cardiacos. Esos brotes de cortisol y epinefrina, son los que provocan los infartos y derrame cerebrales en personas adultas, junto a los estimulantes sexuales, las bebidas y las drogas.
El aumento de Dopamina, Serotonina y del ácido Gamma Aminobutírico se disparan con el estrés. El trabajo de respuesta adaptativas frente al estrés le corresponde a la Corteza Pre frontal: organizar y priorizar una vida más pausada. Algo que le gusta al amigo neurólogo Silié Ruiz: calidad y calidez de vida; siempre aconseja buena compañía, leer, caminar, nadar, escuchar música, viajar, tener sexo y evitar personas tóxicas y espacios tóxicos; además, tertulias, vinos y fluir en los buenos momentos para producir más endorfina, oxitócica, serotonina y dopamina.
Con Silié se puede hablar del cerebro feliz, del dañado, del estresado y de la felicidad existencial; pero termina en la ética y la filosofía que lo lleva en su genética. La neurología y la psiquiatría trabajan con el cerebro, los químicos cerebrales, las emociones, las conductas y las manifestaciones de una sintomatología que puede ser sistémica, pero inicia en el cerebro.
Países como el nuestro donde hay tapones, ruidos, inseguridad, falta de servicios básicos de calidad, pensiones pobres, bajos salarios, inequidad, soledad, y estilo de sobrevivencia, el aumento del estrés es crónico. Las personas no suelen estar conscientes de su fatiga, dolores musculares, depresión, dolor de cabeza, enfermedades psicosomáticas, etc.
Las visitas al neurólogo, psiquiatra, psicólogo, suelen demandar la ayuda por el cerebro estresado.
El cambio en el estilo de vida, comer saludable, ejercicios y todo lo que recomiendan los trabajadores del cerebro, es lo que produce la neuroplasticidad cerebral (nuevas células cargadas de químicos que conectan con otras células dando energía al cerebro).
El cerebro estresado, un tema para compartirlo con el neurocientista Silié Ruiz, ¡aquí lo espero!