Sorprendió, en cierta medida, que en su discurso del pasado 16 de agosto, el presidente Luis Abinader hiciera críticas específicas a obras construidas en los gobiernos del expresidente Leonel Fernández (el costo del parqueo de la UASD y del Metro).
Sin duda, las acusaciones de corrupción son el arma más potente que tiene el Gobierno contra el peledeísmo, pero hasta ahora, se habían concentrado en el PLD, dejando fuera de esa confrontación a Fernández.
Después del discurso, la opinión más socorrida fue que Abinader eligió a Leonel como su contrincante. De ser así, sorprende la estrategia porque el PLD aún no tiene candidato/a; y, sobre todo, porque meter al PLD y la Fuerza del Pueblo (FP) en el mismo saco tan temprano podría incrementar la ofensiva contra el Gobierno.
A dos años de gestión gubernamental, el presidente Abinader debió centrar su discurso en lo que considera positivo de su administración y hacer algún anuncio impactante para navegar lo que resta de este período (no hizo lo último).
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Aunque la República Dominicana ha podido ir sorteando relativamente bien los problemas asociados con la pandemia y la inflación, nadie, y menos el Presidente, debe olvidar que hay mucha inestabilidad mundial. Por tanto, la prudencia presidencial es más útil que una temprana confrontación electoral.
En las elecciones de 2020, la recién creada FP fue un aliado importante del PRM en el ataque al Gobierno del PLD. A partir de este 16 de agosto pasado, parece que Abinader comenzó a marcar distancia de Leonel.
Por tanto, una alianza del PRM con la FP a nivel municipal y legislativo, como en 2020, parece ahora más difícil para el 2024. Además, el objetivo de la FP es crecer y ganar en todos los niveles, enfrentando al Gobierno perremeísta que desea reemplazar.
Para el 2024, el PRM busca armar alianzas con partidos minoritarios que fueron sus aliados a nivel municipal y legislativo en el 2020, pero llevaron a Leonel de candidato presidencial (caso del PRSC). Es de suponer que exigirán alianza completa.
Esto plantea un dilema a la FP para las elecciones municipales y legislativas de 2024. Si van solos tendrían dificultad para ganar muchas posiciones, ya que, en la competencia electoral, el PRM tendría la ventaja al estar en el poder, con la posibilidad de atraer tránsfugas de la FP, el PLD y el PRD. Y para el peledeísmo (PLD y FP), hacer alianzas a cualquier nivel supone limar muchas asperezas.
En las elecciones del 2020 todos fueron contra el PLD, aunque el PRM y la FP llevaran candidatos presidenciales diferentes.
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En 2024 serán todos contra el PRM, en alianza opositora o no. En ese contexto, un peledeísmo dividido es más ventajoso para el PRM, ya que, en una votación entre tres, el partido en el poder tendría más posibilidades de ganar, por lo menos posiciones uninominales a nivel municipal y legislativo.
Si Abinader entra al ring político-electoral muy temprano corre el riesgo de provocar mayor oposición política contra el Gobierno, o mayor convergencia del peledeísmo (PLD y FP).
No por mucho madrugar amanece más temprano.