En la República Dominicana, tener una educación deficiente, bajas aspiraciones y oportunidades económicas limitadas, bajo normas patriarcales y una cultura de matrimonio infantil, aumenta el riesgo de embarazo adolescente a nivel individual.
De acuerdo al “Diagnóstico sobre igualdad de género en la República Dominicana”, publicado por el Banco Mundial, en el país existe una amplia tolerancia social a los matrimonios infantiles y las uniones tempranas, más comunes entre quienes viven en la pobreza extrema.
“La participación en un matrimonio o unión sexual precoz está fuertemente vinculada con la probabilidad de embarazo en la adolescencia”, puntualiza.
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Pone de referencia la Encuesta Nacional de Hogares de 2018 (ENHOGAR), la cual reveló que un tercio de las jóvenes entrevistadas se casó antes de los 18 años. Y que siete de cada diez adolescentes (71.5 por ciento) casadas o en una relación sexual temprana reportaron haber estado embarazadas al menos en una ocasión.
Establece que igualmente el matrimonio o la unión sexual precoz podrían conducir a la deserción escolar, ya que las niñas que se casan o unen a una edad temprana tienen más probabilidades de abandonar la escuela que sus pares que se casan más tarde, y tienden a completar menos años de educación.
Mientras que el riesgo de quedar embarazada es seis veces mayor entre mujeres que sólo alcanzan la educación primaria en comparación con las mujeres con educación superior.
Señala que datos de la Encuesta Nacional de Hogares de 2018 muestran que entre las niñas más pobres que quedaron embarazadas en la adolescencia, un porcentaje mayor no asistía a la escuela cuando quedó embarazadas (38 %), o abandonó la escuela durante el embarazo (27 %), que las que permanecieron en la escuela durante el embarazo (30 %). Después del parto, la asistencia a la escuela peligra aún más. Entre las adolescentes que asistían a la escuela cuando quedaron embarazadas, el 21.6% no continuó asistiendo durante la preñez.
Normalizado
Refiere que las normas culturales y de género tradicionales y los menores retornos percibidos por la escolarización de las niñas, alimentan el proceso de toma de decisiones conjuntas sobre el matrimonio.
De hecho, precisa que “una de cada tres adolescentes embarazadas refirió estar de acuerdo en embarazarse en ese momento y no haber pospuesto la maternidad”.
Pobreza y frontera
Las tasas de embarazo en adolescentes son especialmente altas en las regiones fronterizas con Haití y tienden a disminuir a medida que aumentan los niveles de ingresos, indica el diagnóstico.
Cita la investigación el que, en 2018, la proporción de mujeres embarazadas de 15 a 19 años fue más de cinco veces mayor en hogares que vivían en la pobreza extrema (44.3 %) que en hogares que no eran pobres (7.7 %).
Entretanto, la tasa de embarazos en adolescentes de las zonas rurales fue de 23.7 %, muy por encima de la tasa urbana del 18 por ciento, resalta el “Diagnóstico sobre igualdad de género en la República Dominicana”, publicado recientemente por el Banco Mundial.