Afortunadas

Afortunadas

Claudio Acosta

Uno aplaude y celebra que desde el Ministerio Público se actuara con tanta diligencia en los casos de las comunicadoras Tamara Martínez y Amelia Alcántara, víctimas de supuestos maltratos de sus parejas sentimentales, pues la violencia de género, que en este país degenera con demasiada frecuencia en feminicidio, es una plaga de la que no conseguimos librarnos y a la cual, con demasiada frecuencia también, el sistema diseñado para proteger a sus víctimas no le da la respuesta adecuada y sobre todo oportuna.

Y tantos son los casos en los que el sistema les ha fallado a las víctimas que tiene uno que lamentar que no fueran figuras públicas como Amelia y Tamara, tan mimadas como detractadas en el paredón de las redes sociales, que con sus casos vuelven a demostrar su enorme influencia; de la que no escapan, desde luego, nuestras autoridades, que no perdieron el tiempo con acuerdos y órdenes de alejamiento que a otras mujeres, menos afortunadas, no les sirvieron para protegerlas de la violencia homicida de sus verdugos.

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(El abogado Emilio López, pareja de Tamara Martínez, fue enviado a Najayo a cumplir tres meses de prisión preventiva por violencia de género “en lo que se investiga el caso”. Warner Taveras Taveras, novio de Amelia Alcántara, fue detenido en la Unidad de Violencia de Género como parte de una investigación “de oficio” que inició el Ministerio Público a raíz de un video que se hizo viral en las redes sociales, donde supuestamente se le ve agrediéndola, lo que ella ha negado de manera reiterada.)

Por eso llama la atención el contraste entre los casos de tantas víctimas de feminicidios anunciados, en los que todo el mundo sabía que las reiteradas denuncias de maltratos terminarían en un asesinato a mansalva, y los de las conocidas comunicadoras, a las que su condición de famosas les está dando una oportunidad que, lamentablemente, no tuvieron otras mujeres a las que el sistema que debió ofrecerles oportuna protección les dio la espalda.