Haber leído la novela “La madre de las aguas” en el año 1999 ha sido la motivación que me impulsa a pensar en el recurso, el derecho humano al agua y a definir la cordillera Central como la médula de vida del país.
Quienes me siguen habrán notado la pasión, la recurrencia y, ¿por qué no?, la coherencia con la defensa del agua, de los ríos, de las cuencas y de los espacios donde la vida se forja y se forma. El agua, sinónimo de vida.
La cordillera Central es la principal reserva hídrica del país y debe ser protegida en su totalidad, porque su fragilidad constituye una amenaza para la vida y el ecosistema completo de la República Dominicana.
Tenemos 97 ríos que desembocan en el mar, 556 afluentes secundarios y 1,197 afluentes terciarios, según datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI).
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“La Madre de las Aguas” y “La Sonrisa de la Montaña”, los personajes que, según el ingeniero Domingo Marte, autor de los libros de referencia, surgieron del pensamiento casi obsesivo del ingeniero hidráulico José Luna, quien propuso su protección en el año 1939.
Decir que la Cordillera Central es un ecosistema frágil se debe a la existencia de minas de oro en varios de sus puntos, en algunos lugares en fase de exploración y en otros con permiso de explotación donde falta el estudio de impacto ambiental. Tal es el caso de La Neita Sur, cuyo permiso de explotación fue aprobado el 27 de marzo del año pasado (2023).
Esta explotación minera afecta a las provincias de Dajabón, Elías Piña, y los municipios de Restauración, Loma de Cabrera, Río Limpio y Pedro Santana, e impactaría en una extensión de 22,613 hectáreas. Las concesiones de exploración y explotación fueron gestionadas por la empresa minera Unigold, que podrá extraer oro, plata, cobre, zinc y otros metales.
Un inventario de las concesiones mineras indica que unas 14 concesiones mineras, incluyendo Los Romero en San Juan de la Maguana, están contempladas a lo largo de la Cordillera Central, que es el santuario de todas las aguas. La empresa GoldQuest logró la concesión, pero no la licencia social, que es la reacción de los pobladores ante la gran amenaza a los ríos de la zona. Se estima que la explotación de esa mina dejaría sin agua a todo el sur del país.
La empresa GoldQuest trabaja intensamente entre los pobladores, pero la gente ha respondido con una consigna muy digna: “El agua es un tesoro que vale más que el oro”. El domingo 17 de marzo se celebró en La Vega una caminata contra las explotaciones mineras y el desastre en las cercanías de los ríos, convocada por la Fundación Voces del Camú, un colectivo que, junto a otras organizaciones de la sociedad civil, impulsa acciones para evitar la muerte del agua en la isla por entender que será la muerte de los dominicanos.
Una visión estratégica de la administración del Estado es cuidar la cordillera, proteger como es debido a la Madre de las Aguas, establecer centinelas a lo largo y ancho de la cordillera, porque, si bien es cierto que este país tiene un gran potencial minero, debemos elegir entre la vanidad y la vida: oro o agua.