Sigue imparable el alza de precio del petróleo, recientemente el Texas Intermediate (WTI) estuvo cerca de los 130 dólares el barril, su máximo en dos años y medio, en el corto plazo supone pérdida de crecimiento de la economía mundial y mayor inflación, en Estados Unidos en febrero la tasa interanual fue de 7.9%, superando cualquier nivel desde 1982, en la zona euro un 5.8%, el mayor aumento en toda la historia de la comunidad.
Con políticas inteligentes podemos limitar los efectos sobre nuestra economía, como el mecanismo creado por el presidente Abinader, congelo el precio de las gasolinas, gasoil y GLP durante cuatro meses, condicionado a que los movimientos del petróleo se mantengan en el rango de 85-115 dólares el barril, se reducen si el crudo baja de 85 dólares y aumentan si supera el umbral de 115 dólares, excluyendo en los cálculos el impuesto ad-valorem.
El mecanismo tiene un elevado costo para el gobierno, se estima oscilara entre RD$600 y RD$1,500 millones semanales, el de esta semana suma RD$1,354 millones.
La buena noticia es que el aporte del gobierno no aumenta el déficit fiscal ni la deuda pública, tampoco se crearan nuevos impuestos para pagarlo, se financiará con ingresos fiscales que excedan lo presupuestado.
La política de subsidio, además de evitar pérdida de PIB, combinada con la de los principales productos de la canasta familiar y al transporte de pasajeros, limita los efectos del alza del petróleo en el crecimiento del PIB y en la tasa de inflación, basta citar que en la tasa interanual de febrero de 8.98% el 42% correspondió al alza del petróleo y combustibles.
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También puede interpretarse como el precio de la paz política y social, evita la lógica reacción de los trabajadores de exigir aumento del salario nominal, en un porcentaje que por lo menos mantenga sin deterioro el salario real, y que los empresarios, para no reducir sus márgenes, trasladen los mayores costos de insumos y trabajo a los precios finales de los bienes y servicios.
Termino esta nota mostrando la perdida potencial de PIB que evita el congelamiento de los combustibles.
Las importaciones de petróleo y combustibles representaron 3.5% del PIB en 2015, subieron a 4.3% en 2019, el promedio de 3.6% para el periodo 2015-2019.
Si por cada punto porcentual de crecimiento del PIB la compra de crudo y derivados aumenta tres puntos seis décimas, evidenciando la vulnerabilidad de la economía a la altísima dependencia que tenemos de la energía importada, y sabiendo que el petróleo WTI aumento 79.6% en los últimos doce meses, el costo potencial para el país es 2.87% del PIB (3.6% x 0.796), un promedio mensual de 0.24 décimas de punto del PIB.
Dicho de manera diferente, de no congelarse el precio de la gasolina, gasoil y GLP, tan pronto como este año podríamos dejar en el camino 0.36 puntos porcentuales del PIB por cada 10 dólares de aumento del crudo, con el consiguiente impacto negativo sobre el empleo, lo que no debe sorprender, es un poco más de la mitad de lo que calcula el FMI para la actividad económica mundial, nos dice que desacelera al año siguiente en 0.60 puntos porcentuales.