La opinión de Sergio Forcadell
Con su estilo gracioso y claro, nuestro gran publicista Sergi Forcadell Feliú ha expresado recientemente: “El otro día leí algo aterrador sobre la lectura. Un librero español hablaba de un estudio sobre lo que acontece en el mercado editorial en ese país y cuyos resultados son para dar una sirimba sísmica al lector más leído y más pintado. Se quejaba de que a él las editoriales le ofrecieron en un solo año ¡15.000 títulos! (sí, leyeron bien: quince mil) para ponerlos a la venta en su establecimiento, además declaraba que el 80% de los libros expuestos al público de cada título se vendían unos 50 de ellos (sí, leyeron bien, cincuenta) al año, o sea, un promedio de caracol cojo de cuatro o cinco por mes, que un libro por lo general tardaba en ¨saltar de las estanterías¨ siete u ocho meses, y que el 80% de las ventas las producían el 20% de los libros que disponían. Las editoriales ante la escasez de demanda retiraban sus libros a los dos tres meses con el perjuicio económico y también desmoralizador que conlleva a toda la cadena, editores, libreros y escritores”.
Obviamente, para un mercado como el dominicano (país de unos 10 millones de habitantes, estos números pueden interpretarse, alegremente, como muy elevados. Sin embargo, para España, con casi 50 millones de habitantes, la cifra es aterradoramente pequeña, tal como manifiesta el citado autor.
Cambio en los medios de lectura
Gracias, amigo Sergio, por hacernos pensar sobre este importantísimo tema. No obstante, no comparto del todo tu punto de vista. Creo que sería bueno hacer una investigación que determine si realmente la gente lee más o menos en nuestro tiempo.
Si juzgamos a partir de los actuales bajos niveles de ventas en las librerías, parecería que ha disminuido el interés por la lectura. Pero habría que ver si muchas obras que antes comprábamos en esos establecimientos, ahora los bajamos desde el internet gratuitamente o por poco precio.
Puede leer: ALERTA. La escritora Sandra Fernández me entrevista, segunda parte
Por otro lado, me parece que la gente interesada en mejorar los niveles de lectura han partido de un punto de vista mercadológicamente equivocado. Tal vez por provenir de la época que Marshall Mc Luhan llamaba Galaxia Guenberg, en que periódicos, revistas, folletos, libros, fotonovelas, historietas y otros impresos tenían mayor incidencia entre los mass media. Eran de los principales medios culturales de de aprendizaje y diversión. Puede que piensen, equivocadamente, que el ciudadano de hoy ha de comportarse como el de otras épocas, y se quejan de que «la juventud de ahora no lee,… todo tiempo pasado fue mejor», actitud típica de generaciones anteriores respecto de las nuevas.
Está claro que hoy han cambiado los medios de lectura. Ya incluso un libro no se define como necesariamente el objeto físico, que llevamos en las manos, con páginas que tocamos, pasamos, olemos.
Por ejemplo, actualmente tengo una biblioteca física con miles de libros, y otra virtual con muchos más, almacenados en un pequeño disco duro que puedo transportar fácilmente. Y es posible que a muchos lectores les ocurra como a mí: me es más cómodo leer libros electrónicos en mi computadora que los físico. Debido a que me facilita tomar notas, subrayar, cambiar el tamaño de las letras, etc.
Iniciarlos con artes más cercanas que la literatura
Otro elemento a tomar en cuenta es que quienes queremos mejorar la educación de la gente, motivarla a acercarse a la cultura de calidad, debemos saber que el libro y el arte literario no son el mejor camino para iniciar a las personas en el interés por productos artísticos y científicos de calidad. Eso se consigue más fácilmente mezclando la lectura con otras manifestaciones artísticas más cercanas a las mujeres y hombres comunes: música, cine, video, teatro, plástica, danza. Además, lo importante es construir ciudadanos cultos, felices, con buenos valores éticos y morales, con preparación para una vida social solidaria, pacífica y productiva.
Ello conducirá a la formación de, más que lectores, ciudadanos culturales plenos, inteligentes y degustadores de buenos productos creativos, formativos e informativos.
Es decir, debemos cambiar de mentalidad. Buscar caminos y métodos más efectivos para lograr el acercamiento de los jóvenes al cultuvo de la lectura.
Manejar un concepto más amplio, pues la lectura es la descodificación consciente de un sistemas de contenido y forma. No debemos buscar únicamente lectores de libros. Es imperativo motivar a ser lectores divertidos y críticos de la radio, tv, cine, internet, etc.
El domingo próximo, continúo el tema.