ALERTA. Homenaje a Anthony Ríos y Sonia Silvestre

ALERTA. Homenaje a Anthony Ríos y Sonia Silvestre

Juan Freddy Armando

Comparto plenamente la idea expresada en estos días por un grupo de compueblanos hatomayorenses: erigir una estatua a nuestro grandioso Anthony Ríos en el hermosísimo Parque Mercedes de la Rocha, el principal de la ciudad de Hato Mayor.

Sugiero que junto a la misma también levantemos simultáneamente una de Sonia Silvestre. Fue la más popular cantante dominicana de las últimas cuatro décadas.

Cantante Sonia Silvestre
Cantante Sonia Silvestre

Debemos honrarlos juntos, pues se destacaron en la misma época con igual calidad artística.

¿Cuáles méritos tiene Sonia? De ellos hablaré en un próximo artículo.

Ahora me referiré a los de Anthony.

 COMPOSITOR, CANTANTE, POETA, LIBRETISTA, ACTOR Y LOCUTOR

Primero, es el compositor y cantante hatomayorense más popular que ha tenido el país en los últimos 40 años. 

Segundo, por su voz, con un timbre y registro muy personal, fácilmente identificable y distinguible por todos. Además, melodiosa, fuerte y suave al mismo tiempo, y con una elegante forma de interpretar sus temas.

Tercero, por la calidad poética y musical de sus canciones. Poseen excelentes letras, de finas metáforas e imágenes. De una belleza tal que aun leyéndolas solo como versos escritos nos impresionan por su alto nivel lírico. Por ejemplo, su pieza “Imaginación” dice: “…las lámparas del cuarto al quedar ciegas le hicieron compañía a tu vergüenza,…  el teléfono y timbre irreverente recitando poemas sin estrofas”.

Su nombre de pila es Froilán Antonio Jiménez Rodríguez. Nació el 17 de julio de 1950 en el paraje Las Cañitas, del municipio Sabana de la Mar, Provincia de Hato Mayor. Murió el 4 de marzo de 2019 en Santo Domingo, D. N.

LEÍA MARAVILLOSOS LIBROS Y ESCUCHABA BUENA MÚSICA

De niño fue limpiabotas. De joven, locutor en Radio Maguá, primera emisora de la provincia; además, guitarrista, compositor, cantante. Lo recuerdo siempre flaco, alegre y simpático, en el parque junto a nosotros, que lo escuchábamos guitarrear y cantar. Fue un gran bohemio, enamorado, que dio serenatas a muchachas.

Algunas eran serenatas propias, y otras en las que, solidario y fiel amigo, acompañaba a otros en esas jornadas nocturnas en búsqueda de conquistas románticas.

En conversaciones con jóvenes de su época, y en sus creaciones artísticas, Anthony nos hizo descubrir al gran melómano y lector que fue. En lo musical, se interesó en los grandes clásicos, las canciones del club del clan, los Beatles, Rolling Stone, Bob Dylan, Olga Guillot, Marco Antonio Muñiz, Edith Piaf; también disfrutaba bachatas, merengues, mangulinas, salves, palos y otros géneros vernáculos.

Leía mucho. Conoció bien a Neruda, Vallejo, Alfonsina Storni, Vargas Vila, José Ángel Buesa, García Márquez, Bosch, Aída Cartagena, Pedro Mir y otros autores dominicanos y extranjeros.

Anthony Ríos y Juan Freddy Armando en el Congreso Música Identidad y Cultura del Centro León.
Anthony Ríos y Juan Freddy Armando en el Congreso Música, Identidad y Cultura, del Centro León.

JOHNNY, LUISITO Y YAQUI DESCUBREN SU TALENTO

Llamado por el maestro Johnny Ventura, se integró al Combo Show e interpretó merengues, baladas y otros géneros musicales, muchas veces a dúo con Johnny.

Luego formó con Luisito Martí el grupo El Sonido Original. Yaqui Núñez lo incluyó en el Show del Mediodía como excelente locutor, maestro de ceremonias y presentador. También allí debutó como actor en las comedias del programa, y demostró sus altas calidad histriónica, buen humor y otras virtudes de actor televisivo.

Después, él y Luisito produjeron el programa de humor “El Show de Luisito y Anthony” que sedujo a todos: niños, jóvenes y adultos. Allí, Anthony, además de hacer el personaje del abogado que era “una montaña de legalidad”, y de cazador con su menordomo, también escribía libretos, al igual que Luisito.

Ambos artistas saltaron luego al cine, al realizar la impactante película Nueva Yol, una de las más elogiadas y taquilleras hechas en el país. Y ese éxito los llevó a hacer una segunda parte de la misma, titulada Nueva Yol III (porque “segundas partes nunca han sido buenas”) bajo la batuta del gran director de cine dominicano Ángel Muñiz.

Posteriormente, y hasta la hora de su muerte, Anthony Ríos se dedicó a presentarse como baladista en prestigiosos escenarios dominicanos y extranjeros.

Cabe observar que como compositor no solo escribió canciones para cantarlas él. También produjo algunas para otros cantantes. Buen ejemplo es el caso de la hermosa canción erótica maravillosamente interpretada por Vickiana, titulada “Te invito”.

Hasta aquí los méritos que hacen a Anthony Ríos merecedor del homenaje de colocar una estatua que lo eternice ante los ojos de hatomayorenses y visitantes en nuestro parque central.

Como he dicho, en la próxima entrega explicaré por qué también Sonia Silvestre merece igual distinción.

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