Esa frase dicha por Domingo Contreras, es muy profunda en esta coyuntura, porque realmente no estaba en los planes de la actual alcaldesa Carolina Mejía inscribir su candidatura por segunda vez. Al respecto circularon muchos motivos, incluso, en algún momento su padre, el ex-presidente Hipólito Mejía, manifestó tiempo atrás que no le gustaría que repitiera, pero que apoyaba cualquier decisión que ella tomara. Salieron notas de prensa donde la alcaldesa declaraba que estaba explorando otras alternativas y bueno, el haber dicho definitivamente que se postularía el último día que la JCE puso de plazo para la inscripción de la candidatura, nos deja entender que si hoy es candidata a reelegirse como alcaldesa, fue luego de pensarlo y repensarlo.
Querer ser alcalde o alcaldesa en esta época en donde hay un mayor cuestionamiento por la función de la alcaldía en la Capital, importa, porque los problemas de esta ciudad primada de América van en crecimiento y las soluciones cosméticas no duran mucho tiempo, ni salvan vidas.
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No es un mito el hecho de que nuestra ciudad está colapsada. Ya las aseguradoras de vehículos la califican como una zona de gran peligro y todo indica que se subirán las pólizas, para dar un ejemplo. Así que hoy en día es vital educar más al respecto y entender cuales son las responsabilidades del gobierno central, como las de los gobiernos locales, es decir, las alcaldías.
La Capital dominicana es el epicentro de la mayoría de las diligencias y por esto recibe miles de visitantes desde las diferentes provincias del país diariamente. Es por esto que la ley de Capitalidad es urgente.
Es preciso crear en nuestra consciencia como capitaleños/as un verdadero concepto de ciudad cosmopolita, que se corresponda con el país en vías de desarrollo que, a pesar de sus retrocesos en puntos importantes, se supone que es la principal imagen de la República Dominicana; esto nos exige que salgamos un poco de esa dejadez natural, fruto de la época de gozo en la que vivimos, donde la mayoría de manifestaciones musicales o culturales que se producen reflejan un estado eterno de placer, sin embargo, construir una ciudad, no sólo que agrade a la vista, si no, que forje una ciudadanía comprometida con su entorno y que asuma ser parte fundamental en lograr una mejor calidad de vida común, no es una tarea fácil, ni cosmética.
Las políticas públicas municipales deben de aplicarse sin complejos y entendiendo las necesidades de los sectores productivos, porque, hasta el desvío de una calle puede provocar la quiebra de algunos comerciantes y muchas veces, si hacemos bien la tarea, se pueden lograr soluciones que no implique necesariamente esta tragedia en algunos establecimientos, a pesar de que se hagan sacrificios de todas las partes afectadas para encontrar una solución a temas comunes a los que no podemos seguir dándole la espalda, como la realidad de los buhoneros que si salimos a investigar, parece que se desvistió un santo para vestir a otro.
Nuestra ciudad es sucia, en sentido general, y tiene muchas situaciones que no hemos podido superar; edificios viejos que no dejaron espacio para sus desperdicios, personas que se trasladan cuadras en algunos barrios para llevar su basura al tanque que puso un ciudadano de buena fe y se lo vuelven un vertedero, medidas drásticas que se toman sin pensar en alternativas que no impliquen consecuencias fatales, un tránsito caótico, negocios en zonas residenciales que reciben decenas de clientes a la vez pero sólo cuentan con cuatro o seis espacios de parqueos, calles con capas y capas de asfalto que han convertido las cunetas en rigolas, además de cañadas, ríos y playas contaminadas, etc.
Son muchos los sectores que se han convertido en parte del problema, ahora debemos de convertirnos en la solución, y por estas razones entiendo que si existe una persona en la palestra pública que tenga una vocación de municipalista es Domingo Contreras, presto a poner en marcha desde soluciones sencillas que necesitan algunas comunidades dirigidas al ocio saludable, la cultura, la vida en comunidad, la salud física y mental, como también, a embarcarse en soluciones complejas a problemas difíciles que nadie le ha querido meter mano en los últimos años, como: la calidad del aire, la responsabilidad extendida de las empresas con los envases plásticos, el efecto de isla de calor, la arborización de la ciudad, el subsuelo, los drenajes, la seguridad, la prevención, entre muchas cosas más.
Querer ser alcalde, tener conocimiento y vocación para asumir este reto, es algo que necesitamos con urgencia, soy yo, como capitaleña que necesito que esta alcaldía la asuma una persona con un alto conocimiento científico, que tome decisiones en base a estudios, con un plan concreto con miras a un urgente desarrollo urbano sostenible.