El apresamiento de un mayor general activo, varios oficiales superiores y personas señaladas como cómplices de los primeros, levantaron el ánimo de la población que votó para un cambio en la gestión del gobierno que significara combate frontal y profundo a la corrupción y aplicación de las leyes con el solo límite de hacer justicia, nada más, pero nada menos.
El apresamiento de dos hermanos del expresidente Danilo Medina permite pensar que la justicia se acercaba más a quienes debían ser objeto de la persecución judicial, pero, tecnicismos legales permitieron la salida de la cárcel de los más´ de los apresados. Es lástima que los maleantes, los prevaricadores, los lavadores de dinero tienen todas las garantías legales y constitucionales en su ventaja, pese a que cuando ejercieron el poder negaron los derechos a los gobernados.
Recuerdo que Pepín Corripio llamó por teléfono a Radhames Gómez Pepín, director de El Nacional, para felicitarlo por un editorial que escribí para El Nacional destacando el reclamo de aquel asesino peruano que se hacía llamar El Camarada Gonzalo, ¿coincidencia? quien actuó de manera criminal, atropellando desconociendo los derechos de los ciudadanos del común, luego, en prisión, Abimael Guzmán, nombre propio, reclamaba ser tratado con el debido ´proceso de ley.
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Los pueblos como que se añoñan, se acurrucan , muchos de sus hijos se exceden en el uso de sus derechos y deberes cuando tienen algo de poder y se empequeñecen cuando están fuera del poder.
A la muerte de Trujillo esperábamos una ola de justicia que despojara de bienes mal habidos a guardias, policías, políticos y comerciantes, lo que hubo fue una repartición de los bienes de Trujillo que dieron pie a nuevas fortunas cuyos activos fueron lavados ante los ojos de todos.
Es una verdad conocida y pregonada “este es un país rico bien administrado para quienes lo manejan, logreros de la política confiados en que el poder no combatirá el poder, porque en este país cualquier día un ladrón vuelva al poder, como ocurrió tantas veces en la historia y entonces,,,
Este Gobierno tiene una responsabilidad muy grande, ojalá que tanto el Presidente de la República como sus principales autoridades civiles, elegidas, militares, judiciales, burocráticas asuman el compromiso personal, impostergable de vigilar estrictamente que se cumpla con la ley.
Parte de la política del doctor Balaguer fue liquidar la esperanza, pero aun así reverdeció, después del sunami Leonel-Danilo la promesa del cambió, consigna popular que caminó sola y fue bien acogida.
El gobierno debe trabajar, incansable