Analfabetismo, FMI, popularización del libro y crisis social

Analfabetismo, FMI, popularización del libro y crisis social

POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
Hace muchos años, cuando todavía en la Iglesia Católica dominicana la formación social de muchos religiosos extranjeros se hacía sentir en la pedagogía dominicana, analizar en los colegios católicos el problema de la alfabetización se planteaba como un grave problema social del país.

De hecho, la Iglesia Católica llegó a empujar con fuerza un proyecto sobre la alfabetización, muy influido por la experiencia radial que la jerarquía católica colombiana había puesto en práctica en Colombia con mucho éxito, experiencia rural de gran alcance y que serviría luego de modelo a ciertos países de América Latina, entre las décadas 60 y 70.

La seriedad del proyecto fue tan importante, que muchos bachilleres de la década del 70, deben recordar que para graduarse alfabetizar era una suerte de pasantía social sine qua non en los colegios católicos importantes de la República, se permitió que los estudiantes, mixtos, alfabetizaran hasta en sus propios hogares.

(Mi dilecto amigo Oscar Eduardo Hungría, en esos tiempos tenía el dilema de no poder alfabetizar en las noches, porque tenía que ver a su novia).

Si en esta columna refiero esos momentos de conciencia social repentina que a los jóvenes tenía maravillados, vestimenta casual y de poco tiempo utilizada por la Iglesía Católica para entender esos tiempos duros de mediado de los 60 y luego la década del 70, lo hago porque desde hace años siento que hablar de la alfabetización en este país es como un juego de cifras particulares de cada gobierno.

Establecer con sinceridad una cifra real de nuestro analfabetismo, nos ha dado mucha dificultad, tabulación, recogida de datos, análisis de cifras, análisis de contexto, nos ha sido difícil porque hasta nuestro último censo fue un mayúsculo relajo, estilo que no extraña.

Cuándo sabremos con efectividad cuál es el porcentaje real de nuestro analfabetismo, no lo sé: pero entiendo que deberíamos preocuparnos por tener cifrar concretas, para que un proyecto de alfabetizacion real sepa las dimensiones que debe tener.

¿ES UN DEBER SOCIAL DE LOS INTELECTUALES DOMINICANOS PREOCUPARSE POR ESTE TEMA?

Si el tema de la alfabetización es por sí mismo un tema social, se debe suponer que del mismo modo que otros temas de esta índole conmueven el tema del saber componer las letras, como guía y faro para comprender ideas, valores y todos los mundos que transitan por el libro, se supone que este tema debe tener para los intelectuales suma importancia, porque a lo social se agrega el tema de la exclusión del conocimiento de grandes masas dominicanas del universo del pensamiento.

Vivimos un tiempo en que más que un deber, debiésemos reflexionar, acorde con los contenidos falsos de nuestro historial político, por qué el tema de la alfabetización en nuestro medio no ha sido tan significativo, como lo ha sido en otros países, desde el mismo momento de los inicios de sus transiciones políticas.

Las Campañas de alfabetización apenas son temas de importancia pública, a veces son rutinarias y no  se sabe si al final esas acciones ayudan a disminuir el famoso porcentaje de analfabetos que no conocemos de verdad.

El viejo proyecto político Reformista en relación con la Educación no sé hasta dónde puede pasar balance y afirmar con datos que hicieron cosas efectivas en su tiempo de gobierno para atacar el analfabetismo, si existen datos y pueden hacerlo público, contribuirían muchísmo a esclarecer el tema ante la opinión pública.

Lo que muchos hemos visto son los programas fijos de capacitacion de adultos como políticas internas establecidas por la Secretaría correspondiente.

Sin embargo, lo que sí es curioso es determinar hasta dónde para nuestros hombres y mujeres de letra y pensamiento, el tema del analfabetismo ha sido de honda preocupación.

Creo que debiese ser un tema de preocupación, que se debiese hacer algún tipo de acción ciudadana para que la nueva campaña de alfabetización no sea una campaña rutinaria más, para que por lo menos esta vez se convierta en una preocupación social de largo alcance…

Corresponde a ese sector de la sociedad, quizás más que a nadie, servir de intermediario para que el resto de la sociedad entienda, que todo lo que hablamos y decimos, que la post y modernidad, que todo a lo que podamos aspirar para nuestro país, se queda corto con la ignorancia, porque de nada nos sirve toda la moda del mundo, todo el avance tecnologico del mundo, si las cifras de nuestro analfabetismo todavía es muchísimo más alta que lo que se especula o se pública para maquillar una de nuestras graves debilidades como nación: el analfabetismo.

Con el paso del tiempo en el juego de cifras que van y cifras que vienen, nos hemos conformado con decir siempre cifras bajas: unos dicen que un 15%, otros que un 30% otros que un 40% finalmente otros dicen que seguimos en un 60%.

EL ANALFABETISMO Y LAS REVOLUCIONES

En este sentido, hay acuerdos culturales que se pierden y no se usan, Costa Rica que hizo su revolución burguesa con maestros, entendió la importancia que tenía alfabetizar, para que el progreso entendido como meta, no como slogan, fuera viable en un país que tiene el orgullo de haber dado solución a ese problema humano, social y del conocimiento muy temprano.

Costa Rica con su revolución en 1948 dio a la educación y a la alfabetizacion integral un rol fundamental, las revoluciones tienden a valorar ese factor, no solo para combatir la ignorancia, dicho sea de paso: sino porque en el proceso de alfabetización existe también un proceso de conversión al noveau régimen, así lo demuestran las revoluciones China y Cubana.

Hay que reconocerles, no obstante, a estas revoluciones la preocupación de valorar la alfabetización como un elemento fundamental de sus proyectos educativos.

En el planteamiento de la utopía, la igualdad para dominar el mundo del trabajo a partir del pan de la enseñanza, cabe señalar, es un elemento digno de analizar.

En aquellos procesos se enseña a leer como parte de una justicia social, pero el naciente estado está urgido también de una mano de obra si no competente, al menos con un abc de instrucción y para ello es importante acometer la masiva tarea de alfabetizar, para poder conseguir en la población una cierta homologación de conocimientos primarios que permitan al proceso despegar.

Hablamos de una alfabetizacion de doble vía, no se trata ya de enseñar a leer simplemente (a propósito del viejo slogan: Si amas a tu hermano, enseñale a leer) por escrupulos paternalistas o por condolencia ante la miseria de la ignorancia, se trata de una necesidad imperativa del nuevo orden para funcionar acorde con planes y proyectos estatales.

Para fines de reflexiónes concluyentes, lo importante es que al menos las revoluciones manejan este factor con la importancia debida, como si fuera un paso ineluidible para su propio avance.

Quizás ahí esta la diferencia con la diversidad de Gobiernos que han tomado asiento en el Palacio Nacional en la República Dominicana, desde los días de su eterna transición (1962 / 2004, que no es un rulo), en el caso nuestro, parte de la agenda importante de nuestra transición política en 1962, era ocuparnos de los analfabetos desde el inicio, pero el clasismo, la falta de visión y los protagonistas hicieron imposible que se entendiera que la lucha contra el analfabetismo era un punto esencial en aquella agenda: porque se contaba con los mismos ignorantes de mente no de alma y sensibilidad, para que fueran ese colchon y argamasa borrega para la construcción de una Democracia que hoy no alienta conformidad, sino dudas e incertidumbres, a pesar de el acto reflejo del 58% en mayo del 2004…

Hasta que no se haga de la lucha contra el analfabetismo una jornada nacional, que se asuma como una responsabilidad de los que ya al menos saben leer, hasta que dicha campaña no tome la ciudad y haga a la gente ir al campo a alfabetizar, todo se queda en el tintero.

(Véase el excelente editorial del Periodico Hoy de fecha 30 de Enero, 2005).

Considero normal que quienes dirigen el FMI le impongan a este país impuesto a los libros, no hay que olvidar que los del FMI son humanos, educados y hasta cultos, ellos pueden comprar libros no importa donde llegue su avión, considero normal que ellos impongan esa norma a un país débil, sin fuertes instituciones en el ramo para sacudirse y hacerse escuchar: nuestra ignorancia no tiene por qué dolerle a esos cancerberos, ellos vienen en su mayoría de países donde ese problema, el analfabetismo, está superado o en vías de superar…

Nunca satanizo nada, analizo, pero en materia de nuestro analfabetismo y el FMI, comprensiones de ellos nunca he esperado…

Lo que sí me parece una verguenza ajena, es que se esté hablando de precios de libros y al mismo tiempo de lucha contra al analfabetismo, eso no lo entendí.

¿Para qué alfabetizamos si los libros tendrán precios prohibitivos, si solo pensamos que los compre el que puede ?…

Cuál la racionalidad de dicha frase…

Cada vez que escucho el tema de la alfabetización, vuelvo y me hago la misma pregunta desde hace años:

¿Lograremos un día saber qué cantidad tenemos de analfabetos, para hacer un programa masivo que sea un compromiso del país, y no el camuflaje para decir nuevas cifras en esa guerra vieja de cifras sobre el tema?

No obligo a nadie a pensar como yo pienso, pero el tema me duele porque a estas alturas el analfabetismo en la República Dominicana no debería ser una asignatura pendiente de toda la sociedad, repito: de toda la sociedad.

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