Por Dra. María Álvarez, Nutrióloga Clínica/@dramalvarezp
Desde tiempos inmemoriales, la preservación de la salud y la curación de enfermedades han estado vinculadas a una buena alimentación.
Es conocido el impacto que provocan en el organismo el estrés, el sedentarismo, el consumo de azúcar y alimentos de alta densidad energética, la falta de sueño y cómo, de forma silenciosa, estos factores van modificando poco a poco la composición corporal.
Esto va más allá del peso, la talla o el Indice de masa corporal (IMC), manifestándose en condiciones como diabetes, hipertensión, obesidad, y trastornos de la conducta alimentaria, entre otras enfermedades de alta prevalencia.
Los profesionales de la nutriología estamos comprometidos con la promoción e implementación de hábitos alimentarios saludables y ajustes en los estilos de vida que, además de curar, prevengan el desarrollo de enfermedades.
Para ello, además de realizar una historia clínica y dietética detallada, examen físico y pruebas de laboratorio, contamos con métodos de evaluación de la composición corporal que, gracias a los avances tecnológicos y científicos actuales, ofrecen información valiosa y precisa sobre el estado de nuestro organismo.
¿Qué proporción del peso indicado por la balanza es grasa?, ¿Qué parte es músculo?,
¿De los kilos perdidos, solo he perdido grasa o también se ha visto afectada mi masa muscular?, ¿Se verá afectado mi peso por mi ciclo menstrual?
Estas y otras tantas preguntas son inquietudes que manifiestan los pacientes, y que podemos responder mediante el uso de algunos de los múltiples métodos para la evaluación de la composición corporal. Algunos de estos métodos son más accesibles que otros, tanto por su costo como por su portabilidad.
- Plicometría: método antropométrico rápido, portátil y económico. Se utiliza para medir la grasa corporal subcutánea y monitorizar el progreso. No se recomienda en personas extremadamente delgadas o con alto grado de obesidad.
- DEXA (Densitometría Ósea): considerado el método «Gold Standard», ofrece medición de masa magra, masa grasa y mineral óseo. La exactitud de los resultados es muy alta. Está contraindicado en embarazadas y personas con dispositivos médicos.
- Tomografía Computarizada y Resonancia Magnética: ambas se utilizan para medir masa músculo-esquelética, grasa visceral, grasa subcutánea, y permiten la identificación de lesiones y tumores. Difieren en la emisión de radiaciones y el uso de medio de contraste (para la tomografía), mientras que la resonancia está contraindicada en personas con marcapasos e implantes metálicos. Ambos métodos son de alto costo y requieren tiempo para su realización.
- Análisis de Impedancia Bioeléctrica (BIA): rápido, fácil de usar, asequible, no invasivo y sin riesgos médicos. Algunos modelos proporcionan datos sobre el agua corporal total, agua extra e intracelular, información relevante para pacientes con enfermedad renal y embarazadas en los dos primeros trimestres. Los resultados pueden verse afectados por implantes metálicos y estéticos, y es necesario seguir algunas pautas previas para su realización.
La evaluación de la composición corporal es una herramienta esencial en el ámbito de la salud y la nutrición. Nos permite entender mejor el estado físico de los pacientes y hacer intervenciones personalizadas que favorezcan su bienestar integral. Con los avances tecnológicos, ahora contamos con una variedad de métodos que, dependiendo de cada caso, nos ofrecen una visión detallada y precisa. Al implementar estas herramientas, los profesionales de la salud no solo promovemos la prevención de enfermedades, sino que también impulsamos un enfoque más consciente y proactivo hacia el cuidado del cuerpo.Esta columna educativa es presentada por la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo.Escribe tus preguntas a: articulos@sodonuclim.org o @sodonuclim.