Antecedentes de la esclavitud en las Américas: Esclavitud en España

Antecedentes de la esclavitud en las Américas: Esclavitud en España

En la España de la Edad Media se desarrolló una esclavitud intensiva orientada hacia todos los sectores de la vida productiva

Por: Amaurys Pérez Vargas
La unificación territorial de la península Ibérica tuvo lugar durante la etapa de los Visigodos, cuando el monarca Recaredo I se convirtió al catolicismo, efectuándose en el año 589 el muy importante III Concilio de Toledo que provocó en Hispania la conversión oficial de sus pobladores a esta religión y la disolución de las diferencias etnográficas entre godos e hispanorromanos.

Estos movimientos que elevaron la importancia de la Iglesia romana nos indica la relación que se estableció entre la esclavitud y el clero, pues este último sector se convirtió en uno de los mayores grupos propietarios de esclavos en la época. Posteriormente, los musulmanes continuarían esa tradición cuando ocuparon el territorio en el año 711 y particularmente en Andalucía donde la esclavitud fue una práctica común.

Vale decir que en la España de la Edad Media se desarrolló una esclavitud intensiva orientada hacia todos los sectores de la vida productiva tanto en zonas urbanas como rurales. Los esclavos trabajaban en la agricultura o en la industria, así como en grandes y pequeñas casas.

Este sistema de dominación se favoreció con la hostilidad que opuso durante siglos a cristianos y musulmanes, dos civilizaciones antagónicas cuyos conflictos aseguraron las condiciones necesarias para el desarrollo del tráfico esclavista en la ribera meridional del continente.

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Esta situación marcó una diferencia significativa con el resto de los países europeos en donde la institución languideció o se transformó, pues los latifundios romanos basados en el trabajo esclavo evolucionaron hacia la conformación de una nueva clase social de productores, véase los siervos de la gleba que procedían esencialmente de esclavos colonos y campesinos libres.

En ese sentido, en Al-Andalus los árabes alentaron un próspero comercio de esclavos que se surtió de las incursiones realizadas más allá del Sahara, en el profundo continente africano. Entre las principales zonas de aprovisionamiento se encuentran los lejanos pueblos del Cáucaso (circasianos, armenios), euroasiáticos (tártaros) y los eslavos del sur (albaneses, bosnios, búlgaros) entiéndase los esclavos traídos de los Balcanes y del mar Negro, incluidos los cristianos ortodoxos que fueron tomados por herejes.

En ese contexto, se podía apreciar una frontera de civilización en el corazón de Castilla, pues, por un lado, estaban las zonas cristianas con presencia esclava ubicadas al norte en Navarra o Galicia, y por otro lado, los territorios musulmanes peninsulares donde abundaban los berberiscos y los negros africanos que comenzaban a formar parte del conjunto de los esclavizados.

Según nos dice el afamado historiador español José Antonio Piqueras, la llegada de la esclavitud negra a España fue “escalonada y en progresión imparable”, registrándose de forma comprobada que en Granada para el siglo XVI “uno de cuatro esclavos berberisco es negro”.

Ciertamente, los españoles ingresaron al circuito de la trata africana vía las islas Canarias, las cuales fueron ocupadas en el año de 1344, siendo “los guanches” la primera población en ser esclavizada.

Estos esclavos fueron vendidos como mano de obra en las plantaciones azucareras de la isla de Madeira, actividad que terminaría proyectándose en el continente americano tiempo más tarde.

Así pues, en la medida en que la unificación cristiana avanzó, cada nueva conquista se acompañó de un botín humano, lo que nos permite comprender cómo a finales del siglo XV existía en España un importante contingente esclavo integrado por musulmanes del reino de Granada, berberiscos, canarios y por supuesto, los negros africanos.

Prof. Amaury Pérez, Ph.D. Sociólogo e historiador
UASD/PUCMM

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