Antonio Zaglul Elmúdesi: Aquella tarde de sombra en mar de esmeralda…

Antonio Zaglul Elmúdesi: Aquella tarde de sombra en mar de esmeralda…

Dr Antonio Zaglul Elmudesi. La presencia de una obra y un paradigma humano.

“En otras ocasiones se mostraba lleno de humor, ese invariable imán de la bonhomía árabe»
Thomas Edward Lawrence.


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CUANDO MIRABA EL MAR EN BORDES DE PLAYA DE MUERTOS…

Hace años, miraba el mar mientras caminaba con su peculiar caminar y su permanente media sonrisa, como quien dijera «Todo, es posible arreglar, es cuestión de pensar con sentido y delicadeza «

Una ola gigante, quizás le arrebató una vieja pipa, que sospecho ( salvando mi posible ignorancia o vacío de memoria, que todo es posible. ) la usó alguna vez, mientras su mano derecha buscaba ciega y precisa en el impoluto bolsillo de chacabana, los fósforos necesarios, para seguir feliz con sus bocanadas, que imploraban a todo lo azul, de aquel cielo añil, hacia playa de muertos, donde el brillo esmeralda del mar, aún reflejaba su gran rostro sonriente, rima no evadible : siempre hacia oriente…

Aquella sombra, feliz en el mar aquella tarde , era la de Antonio Zaglul Elmúdesi, solitario paseaba por la costa de San Pedro de Macorís, aquello sucedía cuando los llamados «Coquitos», se inflamaban de música popular y un intenso olor de yodo bailarín… Desinflados combos de musiquitos, animaban la tarde, vestida de oro en el horizonte
Recordarlo de otro modo no puedo, porque siempre hacía un barquito de su sonrisa, para montarme en ella y de repente preguntarme con gracia y afectos: «Pero bueno, ¿y nuestro amigo James?»

¿La pregunta era un largo guiño de ojo y satisfacción, el tenía suficiente confianza en la Editora Taller, para saber que ya Norberto James estaba estudiando literatura en la Universidad de la Habana, junto a Andrés Luciano Mateo y Soledad Álvarez, entre otros becados…

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Todo lo de arriba, la sombra, el mar esmeralda y su eterna canción de brillos y reflejos. El mar muerto de festín y tiburones ( cerca del viejo matadero ).

Sus volutas de pipas. Su peculiar caminar. Todo lo de arriba, más su descrita sonrisa, solo correspondía a su bonhomía, famoso galicismo medieval, que venía de bonhomie, la sutileza humana, montada en gigante nave de bondad.

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UNA BIOGRAFÍA NECESARIA PARA LAS NUEVAS GENERACIONES ¿SE HA SEGUIDO LA TRANSPARENCIA DE SU EJEMPLO ?…

El doctor Zaglul Elmudesi nació en San Pedro de Macorís el día 2 de abril de 1920. Hijo de los esposos Don José Miguel Zaglul y Doña Clara Elmudesi, ambos de origen libanés, radicados en la República Dominicana.
Se graduó de médico en la Universidad de Santo Domingo, con especialidad en Madrid, España. Realizó estudios sobre las enfermedades mentales y sus procesos de sanación.

Fue director del hospital psiquiátrico Padre Billini, en un periodo histórico en el que los enfermos mentales no eran considerados como gente (bajo la dictadura de Trujillo).

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Libro de Antonio Zaglul

Fue cancelado de dicho hospital en el 1960 y se exilió en Puerto Rico, donde trabajó como médico en el hospital psiquiátrico de Río Piedras. A la muerte del tirano volvió a su país y trabajó como catedrático en la UASD, habiendo alcanzado la posición de decano de la Facultad de Ciencias Médicas y obtenido de esta institución académica la distinción de Profesor Meritísimo.

Publicó varios libros, entre los cuales figuran: “El apasionante tema de la locura”, “Mis 500 locos” y “Despreciada en la vida y olvidada en la muerte” (biografía de Andrea Evangelina Rodríguez, la primera mujer que estudió y ejerció medicina en la República Dominicana).

En 1982 fue nombrado embajador, primero en España y después en la Santa Sede. Murió en 1996 a causa de un cáncer en el estómago, contra el cual luchó por más de 20 años..

Si su ejemplo se hubiera seguido, cargado de altruismo y apertura humana para el entendimiento de esas enfermedades tratadas por él, es muy probable que el triste rostro urbano de nuestras ciudades, fuera menos indigente y atormentado, menos sucio de alma y más compasivo con ese extenso ejército de seres zombies que nos rodean todos los días.

No soy de los que abogo que se limpie la Ciudad Colonial de lo que algunos con desdén llaman » basura humana peligrosa «, pero si tengo el criterio de que algo se hubiera inventado el Dr Zaglul para ese panorama, no solo por lavar la cara ante los turistas, sino para velar por lo que hay velar: más humanidad, para quienes en su abandono e indefensión, no tienen más remedio que andar a cuesta con sus almohadas mugrientas y buscar el » amplio manjar » de zafacones.

Si por ignorancia hay proyectos en este sentido y no lo sé, entonces de modo silente se ha seguido el ejemplo del Dr Zaglul, pero a decir verdad, no se siente…

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UN DOLOR POR EVANGELINA RODRÍGUEZ Y CON SU ESPÍRITU.

En su biografía de Evangelina Rodríguez, la primera médica dominicana, ya solo el título muestra la indignación ante la barbarie y la indiferencia, Zaglul titula : «Despreciada en la Vida y Olvidada en la muerte».

A la biografía antecedió un texto cuya pena no cambiaba de tono, lo mismo sucedía a un compueblano suyo, cineasta , llamado Jesús González Pérez, que en mas de una ocasión, esbozo en la sala de mi casa, sus ideas sobre Evangelina, como sujeto fílmico para guión después, plasmar su vida en las pantallas…

Para saber a quién se refiere el Dr Zaglul en aquel texto leamos :

Evangelina Rodríguez: Nació en Higüey, el 10 de noviembre hace algo más de un siglo. A los 6 años de edad fue a residir a San Pedro de Macorís. Se graduó de Maestra Normal en 1902. Directora Normal de señoritas de San Pedro de Macorís en 1907. Graduada de Licenciada en Medicina en 1908, presentando tesis en 1911 «Niños con excitación cerebral. Especialista en Gineco-Obstetricia y Pediatría París. Padeció de esquizofrenia de tipo no determinado y murió de inanición el ll de enero de 1947…

La Dra. Evangelina Rodríguez, ha devenido un mito cinematográfico, aquí y en Puerto Rico. El propio Jean Louis Jorge, en algún momento se sintió atraído por esa figura y lo de Puerto Rico se cayó, cuando el huracán María.
En todo caso, para hacer un buen guión, habrá que acudir al testamento en vida que hizo el Dr. Zaglul sobre la Dra. Evangelina Rodríguez, humanidad y feminismo sin sobresaltos obligan…

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LA TIERNA BALADA PARA MELANIE : ESOS BARCOS DE TERNURA ENTRE BARLOVENTO Y SOTAVENTO . VELAS INVISIBLES

» Esta mujer que me enseñó, que la bondad, no es exclusiva de una sola raza «.
Así terminaba el Dr Antonio Zaglul un hermoso texto dedicado a su nana de origen inglés insular del Caribe.
El mismo aparece en el tomo 1 de sus obras selectas, publicadas por el Archivo General de la Nación.
El texto es una balada para Melanie, nombre que en 1965, heredaría su hija, Clara Melanie, en homenaje a sus dos abuelas.

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Libro de Antonio Zaglul

La sangre corre y se impone, el afecto se desliza y se asienta, se convierte en raíz no obligada. Por aquello ya viejo de que, » la sangre te hace pariente y la lealtad, te hace familia. «

El texto es una balada de goletas y mares sepias, salmos de sal que la providencia marina acoge y alienta.

Melancolía en clave sol, ante la ría salobre.

El Dr. Zaglul vivía ululando ese afecto, en aquellos tiempos en que españoles, Árabes y Cocolos o sus adolescentes, jugaban pelota en el play de los Morey en la Enrique Rijo del Barrio Miramar, y aquella señora de cielos en ojos, Doña Elisa Viuda Morey, era entonces justiciera con los suyos y los de fuera, quien lo cuente ahora, nadie lo creería : aquel tempo, y sus incidencias, era un tempo Zagluliano…

La Balada a Melanie, el Dr. Zaglul la continuó, cumplida la promesa, a la Melanie original.

Sin embargo, estas letras humildes en su honor, deben esfumarse y de repente : El mismo Dr Antonio Zaglul Elmudesi : Vuelve a pasear por playa de muertos, señala con sus dedos cortos las ilusiones de aquel mar de humo esmeralda, que aún lo espera entre la sombra y la vieja pipa, porque hace falta apenas, un poquito de alta ternura y alma libre (CFE)…