Para muchos investigadores y académicos el cambio climático constituye una de las mayores amenazas que enfrenta el mundo, considerada por Naciones Unidas como una amenaza existencial.
Se ha establecido que limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados es vital para proteger el planeta, sus ecosistemas y la calidad de vida de las personas. Para lograr ese objetivo se deben reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero un 43% hasta 2030, y un 60% hasta 2035 en relación con los niveles de 2019, y alcanzar las emisiones netas de dióxido de carbono cero para 2050, según la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, reunida en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, el 12 de diciembre de 2023, conocida como COP28.
Reducir los gases de efecto invernadero conlleva que los países se distancien progresivamente de los combustibles fósiles a más tardar en 2050, triplicar la capacidad energética mundial de energías renovables y duplicar el porcentaje de mejoras de la eficiencia energética a más tardar en 2030.
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Uno de los sectores que más aporta a la generación de gases de efecto invernadero es el sector transporte. A nivel global es el segundo aportador y representa el 15.8% del total; de manera que cualquier política orientada a cumplir con los acuerdos climáticos pasa necesariamente por reducir las emisiones del sector transporte.
Lo anterior explica el por qué muchos países han adoptado prohibiciones o planes para eliminar gradualmente los vehículos con motores de combustión interna en los próximos años. Por ejemplo:
Noruega. Planea prohibir la venta de vehículos de combustión interna para 2025.
Reino Unido. Anunció una prohibición para 2030, con un objetivo de solo vender vehículos eléctricos para 2035.
Francia. Tiene planes para prohibir los vehículos de gasolina y diésel para 2040.
Alemania. Algunas ciudades están implementando restricciones, y se espera que el país avance hacia la eliminación de los vehículos de combustión interna.
Suecia. Ha fijado un objetivo de ser libre de combustibles fósiles para 2045.
Canadá. Planea prohibir la venta de vehículos de combustión interna para 2035.
Países Bajos. También tiene como objetivo prohibir los vehículos de gasolina y diésel para 2030.
Costa Rica. Se propone ser carbono neutral para 2050, lo que incluye la eliminación gradual de vehículos de combustión.
En muchos estados miembros de la Unión Europea se ha planteado que, a partir de 2035, sólo se podrán vender vehículos eléctricos o de hidrógeno.
La sustitución de vehículos de combustión interna por vehículos eléctricos está en marcha en muchos países. En 2023, se vendieron aproximadamente 14,2 millones de automóviles de este tipo a nivel mundial y este año podría alcanzar unos 17 millones en 2024, lo que representa más de uno de cada cinco coches vendidos en todo el mundo.
En el caso de la República Dominicana entre 2019 y 2023 las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron alrededor del 9.3%. Si tomamos como punto de partida el año 2016, cuando entró en vigencia el Acuerdo de Paris sobre cambio climático, el crecimiento fue de 22.5%. El sector transporte dominicano aporta el 17.6% del total de gases de efecto invernadero, valor que está por encima del promedio global.
Su comportamiento no se corresponde con los compromisos asumidos por el país.
El parque automotriz de República Dominicana, que opera fundamentalmente con combustibles fósiles, ascendió a 5,810,888 unidades en 2023. El monto de impuestos que ingresará el Estado por concepto de consumo de combustibles para operar esas unidades se estima será superior a los 85 mil millones de pesos en 2024, constituyendo el cuarto renglón más importante en el sistema tributario dominicano.
Si bien en nuestro país no se han establecido planes para eliminar gradualmente los vehículos con motores de combustión interna ya se reporta la existencia de 17,400 vehículos eléctricos o hibrido. Esa cantidad apenas representa el 0.3% del total del parque de vehículos automotor, pero todo apunta a que seguirá creciendo. Estamos aún en el punto cero en el aporte decisivo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.