Los embates de la vida o los conflictos en el país no paran al boliviano Armando, un joven con un grado de discapacidad mental, que se disfraza del icónico Mickey Mouse para repartir abrazos y ganarse unas monedas para alquilar un cuarto, hasta eso, duerme en cajeros automáticos o en casas de personas que se conmovieron con su historia.
El joven de 19 años vivió en distintos orfanatos en esa ciudad, pero al cumplir la mayoría de edad ya no era posible que Armando se quedera en estas casas de acogida, por lo que tuvo que idear una manera de ganarse la vida.
El mayor sueño de Armando era tener un disfraz propio del ratón de Disney para ir a la plaza principal de la central Cochabamba y ganarse la vida bailando y regalando abrazos a los niños.
El joven contó a Efe que precisamente cuando era niño uno de sus profesores organizó un baile y a él le tocó ser Mickey Mouse, desde entonces le gusta este personaje.
«Soy feliz cuando soy Mickey Mouse, desde niño me gustaba verlo, era mi sueño llegar a ser como él», contó el joven.
Armando debía ahorrar todas las semanas unos 30 bolivianos, el equivalente a unos cuatro dólares, para arrendar el traje por un día y brindar felicidad en las calles.
Poco a poco se fue ganando el cariño de la gente que se acercaba a él y tras conocer su historia intentaban ayudarlo para que pueda lograr sus objetivos: tener un traje propio y un lugar donde dormir.
Es así que un grupo de personas, entre ellas Fabiola Arrieta, juntaron dinero para comprarle un traje propio que, sin duda, fue de ayuda para el joven y que además le causó una gran sonrisa.
Ese traje era la única pertenencia del joven que todos los días luego de usarlo se dirigía hasta la casa de uno de sus profesores para dejar el traje y evitar que le roben, después él se iba a dormir a uno de los cajeros cerca a la plaza.
Al día siguiente volvía a la vivienda de su amigo a recoger el traje para volverlo a utilizar en la plaza.
«Viene a la casa a recoger su traje, desayunamos juntos, ya somos una familia», comentó a Efe Luisseppe Dyle, uno de los amigos de Armando.
Muchas personas le regalaron ropa o zapatos para ayudarlo, pero en varias ocasiones fue blanco de robos, por lo que era urgente encontrarle un lugar donde vivir.
«Es un chico bastante trabajador, solo necesita un hogar, estamos en busca de un cuarto o una vivienda donde pueda guardar sus cosas y vivir como cualquiera de nosotros», comentó a Efe Arrieta.
La mujer contó que es admirable la tenacidad del joven que sigue sacando sonrisas y repartiendo abrazos cuando él sufrió de abandono luego de ser adoptado por unos años por una familia inglesa, pero después retornó al mismo orfanato por problemas con los papeles.
Armando sabe hablar inglés a raíz de esa situación y está dispuesto a trabajar «animando» fiestas infantiles si es que le dan la oportunidad.
«Le ha tocado vivir momentos muy difíciles», acotó Arrieta.
A pesar de esos momentos, Armando solo quiere ponerse el traje negro, el moño amarillo y la gran cabeza de Mickey Mouse para repartir cariño, que a veces es acompañado por otro de sus grandes amigos Javier Navas, quien es músico y le acompaña en la plaza que junto a su esposa le ayudan con alimentación.
EL CONFLICTO
El joven sale a la plaza todos los días a pesar del clima o los problemas sociales que hay en el país, es así que un día hubo un enfrentamiento entre personas afines al gubernamental Movimiento Al Socialismo (MAS) y otros contrarios a ese partido tras la aprehensión de la expresidenta transitoria Jeanine Áñez por el caso denominado «golpe de Estado».
Armando al ver esta situación se puso en el medio entre los bandos para intentar apaciguar a los manifestantes, pero resultó agredido, le maltrataron el disfraz y le asustaron con sus gritos que le llegaron a decir «ratón del imperio».
Él lloró del susto y fue ayudado por algunos de los manifestantes al verlo así, luego sus amigos le colaboraron a remendar el traje, lo único que tiene el joven, contó Arrieta.
Tras este hecho su historia se conoció más en el país y la gente empezó a ayudar al joven dándole otros disfraces para que se gane la vida, le donaron algunos globos con las características orejas del ratón de Disney para que continúe ahorrando y así lograr conseguir el dinero para arrendar un cuarto.
Ahora hace shows todos los viernes en esa plaza para juntar ese dinero y está muy agradecido con todas las personas que contribuyen con su objetivo.
Armando dejó de dormir en los cajeros automáticos y pasa la noche en la casa de uno de sus amigos, mientras logra ahorrar.
«Estoy muy agradecido con todos los que me han ayudado», finalizó Armando.