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En los cinco meses anteriores al ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana no se hacía un teatro de protesta y críticas contra su régimen.
Lo que se hacía era el teatro tradicional, normalmente español; las compañías que venían eran de zarzuelas y de teatro. Las producciones eran ligeras, recuerda el dramaturgo Franklin Domínguez.
De igual parecer es su colega Iván García, quien aseguró que la casi totalidad de teatro que se hizo en ese entonces era de evasión.
Aunque Trujillo contribuyó al género con la creación del Teatro Escuela de Arte Nacional (TEAN) el 19 de marzo de 1946, la dramaturga Chiqui Vicioso asegura que él miraba con desconfianza este arte.
El recelo de la dictadura de Trujillo contra el teatro estaba posiblemente enraizado en el conocimiento que tenía el dictador sobre el papel que jugó el teatro en las acciones de La Trinitaria para la independencia del país, afirmó.
A pesar de que las condiciones no estaban dadas para hacer un teatro subversivo, algunos años antes de la caída del Jefe, un grupo de jóvenes cabezas calientes y antitrujillistas enarboló la bandera de fustigar al sistema, y lo hicieron con obras en las que de manera indirecta atacaron al dictador con roles alegóricos a su persona.
En 1958, Iván dirigió un montaje de Julio César, del dramaturgo inglés William Shakespeare, en el Palacio de Bellas Artes. Como la intención era oponerse a Trujillo, el director y el grupo Artedra sólo incluyeron lo relacionado a la muerte del dictador romano
Otro intento de oposición al régimen fue el del poeta Héctor Incháustegui con su obra Miedo en un puñado de polvo, en la que sobresale el personaje Prometeo. Esta obra estaba escrita en verso, lo cual le hacía a la gente más difícil entender el mensaje; pero ahí estaba la denuncia, declaró Iván.
En el artículo Los escenarios de la música, el sociólogo Cholo Brenes subraya: Mientras otros callaban o disfrutaban de las dulces mieles, quien escribe, y varios compañeros de La Salle: el hoy hoy vicepresidente Rafaelito Alburquerque, Ángel Haché, Freddy Ginebra recreamos en dicho colegio, La Mordaza en un franco enfrentamiento al régimen.
Anterior al año 1960 el grupo universitario se preocupó por montar obras de teatro que hacían los trinitarios. Una de ellas -señaló Franklin- fue La vida de Padilla, la cual fue utilizada por Duarte para predicar el ideal de libertad de los dominicanos.
Esto trajo como consecuencia que muchos jóvenes universitarios fueran apresados, dijo con tristeza el reconocido dramaturgo.
El gran riesgo. De una conversación que hace más de cinco décadas sostuvieron Franklin e Iván nació Espigas maduras, considerada como el real y valiente intento de criticar al régimen. Le dije a Franklin que por qué no hacíamos como los trinitarios y escribíamos en contra de Trujillo. La primera reacción fue «tú estás loco. Tú te vas a meter en ese lío», afirmó Iván, risueño. A los dos días me llamó y me dijo: escribí la obra.
Rebosante de orgullo, Franklin no ocultó la satisfacción que siente al haber contribuido con la caída del régimen.
En la obra -que se presentó por todo el país- hay muchas alusiones a la situación que se vivía en el país. En ella los hijos dicen que hay que matar al viejo, tenemos que unirnos, si nos unimos podemos contra él. Era una incitación real. Mucha gente se preguntó cómo era posible que no me ocurriera nada, afirmó.
Los jóvenes actores y directores de la época encontraron en el teatro una forma de enfrentar al régimen… a pesar del riesgo.
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Algo más
De la obra
En Espigas maduras participaron los actores Iván García, Ina Moreaux, Miguel Alfonseca, José Sanabia y Armando Hoepelman.
Anécdota
Franklin Domínguez recordó que la obra cumplió su cometido. Dondequiera que iban el público la estaba esperando; La gente hasta se colgaba de las ventanas y árboles para verla. Para mí fue una gran satisfacción, pero nosotros estábamos temerosos cada vez que salíamos y viajábamos, porque sabíamos lo que estábamos haciendo. No nos atrevíamos a comentarlo entre nosotros mismos. La situación era difícil.
Las claves
1. Monina Solá
Nació en 1933. A los cuatro años debutó en la compañía de teatro que tenía su padre. Tiene más de siete décadas en el género.
2. Franklin Domínguez
Actor, director y dramaturgo. Nació el 5 de junio de 1931 en Santiago. Su producción es extensa. Ha trascendido en el extranjero, al ser traducido a varios idiomas.
3. Flor de Bethania Abreu
Debutó en el teatro siendo una adolescente. Su trabajo ha sido merecedor de buenas críticas.
4. Iván García
Nació el 26 de febrero de 1938 en San Pedro de Macorís. Se inició en el teatro en 1955.
5. María Cristina Camilo
Actriz con más de 50 años en escena. Ha destacado como locutora y en el Romance campesino.