Arthur Schopenhauer
(1788-1860),el destacado filósofo alemán fue un hombre incomprendido y solitario. Surgió de una cuna de abundancia monetaria e intelectual. Su padre fue un acaudalado negociante y su madre una amante del mundo del arte y escritora de novelas románticas. Su progenitor ansiaba que su hijo siguiera sus pasos, pero el joven odiaba el mundo material de los negocios. Solo se sentía pleno leyendo a Buda, Platón, Kant, Goethe, los Upanishads y escribiendo sus reflexiones…Su padre, a pesar de que reconocía el espíritu creativo y la mente inquisitiva de su hijo, le ofreció un viaje por Europa que se hizo realidad como viaje familiar. Al regreso convenció a su padre y pudo estudiar Ciencias Naturales y se doctoró en Filosofía ante un tribunal en el que estaba, Hegel. Se doctoró con su primera obra “Sobre la cuádruple raíz del Principio de Razón Suficiente” (1819). Sin embargo, su obra más importante: “El mundo como voluntad y representación”, ampliamente reconocida hoy, fue poco difundida ensu época.
Su madre, quien lo apoyó en su deseo de estudiar filosofía, ya en la adultez terminó recriminándolo, no solo por su manera de ser sino porque su hijo la encontraba culpable del suicidio de su padre, tras el que vendió todos los bienes heredados. Le dirigió una carta terrible publicada en el libro “Arthur Schopenhauer correspondencia escogida (1799-1860)”, (Moreno, 2022). La carta termina de manera imperativa: “Deja aquí tu dirección, pero no me escribas, a partir de ahora ni leeré, ni contestaré a ninguna de tus cartas, llegados a este punto se separan nuestros caminos, escribo esto con profundo dolor, pero no queda otro remedio, si es que quiero vivir y proteger mi salud (…)”. Johanna, su madre, lo recriminaba por considerar que él era el único que lo sabía todo; el alejar a la gente con su actitud; además de considerarlo grosero y pedante por haber dicho que sus obras e ideas pasarían a la posteridad. El filósofo expresó, no sabemos si como respuesta a su madre: “La superioridad de la inteligencia, conduce a la insociabilidad”.
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En cuanto a su relación con otros filósofos: admiraba a Kant al punto de retomar algunas de sus teorías (noúmeno para Kant=voluntad para Schopenhauer); aborrecía aHegel, sin embargo, nos parece que por igual bebió de su pensamiento e incluso les dio nueva forma a algunas de sus ideas. De su parte, Hegel no hablaba mal de Schopenhauer, sino que sencillamente lo ignoraba. Schopenhauer insistió en impartir docencia a la misma a hora de Hegel en la universidad de Berlín: el salón de este último estuvo como siempre, repleto de estudiantes y el de Schopenhauer solo con unos cuantos. Goethe le facilitó su teoría de colores (teoría del espectro luminoso) para que Schopenhauer la estudiara y opinara al respecto.
Schopenhauertras leer el texto de Goethe publicó su propia teoría sobre el mismo tema. A Goethe le sorprendió su reacción. No comprendió que una mente como la de su colega quedara tan motivada por su escrito que de ella surgiera una nueva teoríaque simplemente no pudo dejar de escribir.
A lo largo del tiempo, muchos lo han tildado de pesimista tanto como lo han hecho con la filosofía y la mística oriental. Parece que la opinión proviene de una frase budista que él hizo suya: “La vida es sufrimiento”. Esta afirmación forma parte del sermón de Benares de Siddhartha Gautama (Buda). Se trata de las “Cuatro nobles verdades” del budismo: la vida es sufrimiento; la causa del sufrimiento es el deseo; el fin del sufrimiento llega con el fin del deseo; hay una senda que nos aleja del deseo y el sufrimiento. Ese sendero es el llamado “Óctuple sendero” que nos aleja del sufrimiento: visión correcta; pensamiento correcto; discurso correcto; acción correcta; forma de vida correcta; esfuerzo correcto; atención consciente correcta; concentración correcta (Buda, s.f.).
Schopenhauer estudió los Upanishads, comentarios que explican la esencia de los Vedas (libros sagrados de la India). Los Upanishads fueron escritos en sánscrito, se trata de la más antigua literatura hindú (compuesta entre el 600 y el 300 a. C.) contiene una colección de tratados sobre la naturaleza del hombre y el universo. Estos sutiles escritos combinan la discusión abstracta con el diálogo y la metáfora esclarecedora. Los principios básicos de los Upanishads son los siguientes: la Divinidad suprema es incomunicable debido a que no tiene atributos, pero es realizable; el yo individual (Atman) es también el yo universal (Brahman), pero no es consciente de esta identidad; el mundo fenoménico de la apariencia existe en el plano relativo de la verdad inferior y parece ser real sin serlo; que el yoga, o disciplina física y espiritual, es necesaria para efectuar la unión de Atman y Brahman. Ahí conoció el concepto “maya” sinónimo de ilusión, engaño, existencia fenomenal y las percepciones de la misma: todo lo que está sujeto a cambio y tiene principio y fin. Esta literatura mística y exótica para el mundo donde se desenvolvía Schopenhauer, sin lugar a dudas, moldeó su pensamiento y lo advertimos al leer su obra.
Y es así como Schopenhauer explica una parte fundamental de su pensamiento: “El concepto de libertad es en realidad negativo, ya que su contenido es la mera negación de la necesidad, es decir, de la relación de la consecuencia con la razón de acuerdo con el principio de razón. Aquí se nos presenta con la máxima claridad el punto de unión de aquella gran contraposición, la conciliación de la libertad con la necesidad […]. Todas las cosas son en cuanto a fenómenos, en cuanto a objetos, absolutamente necesarias: pero esas mismas cosas son en sí voluntad, y esta es completamente libre por toda la eternidad. El fenómeno, el objeto, está necesaria e invariablemente determinado dentro del encadenamiento de razones y consecuencias, que no puede sufrir ninguna interrupción. Pero la existencia en general de ese objeto y la forma de su existencia, es decir, la idea que se revela en él, o en otras palabras su carácter es fenómeno inmediato de la voluntad” (Schopenhauer, 2004, p.343, § 338).
Tratemos de interpretar lo expresado: se es libre en cuanto no se tiene deseos (necesidades). Si se tiene deseos (necesidades) se sufrirá; esa es la consecuencia porque si no se suple el deseo, se sufre; si se suple se seguirá deseando una y otra vez, una y otra cosa…Nunca se llegará al estado de satisfacción y por tanto se sufrirá. La voluntad, fundamental aporte de Schopenhauer, es todo lo existente, la esencia misma del mundo. Todo lo percibido es la manifestación de una sola energía cósmica. La voluntad está en el hombre aun cuando este no la perciba conscientemente. Los deseos e impulsos humanos, así como las fuerzas de la naturaleza, son manifestaciones de una sola voluntad de vivir, que es la esencia del mundo.
Terminemos este escrito con la siguiente declaración de Arthur Schopenhauer: “Al sujeto del conocimiento que se manifiesta como individuo le es dada la palabra del enigma: y esa palabra reza “voluntad”. Esto, y solo esto, le ofrece la clave de su propio fenómeno, le revela el significado, le muestra el mecanismo interno de su ser, de su obrar, de sus movimientos” (Schopenhauer, 2004, p.152).