Gran parte de la cultura autoritaria que aún rige la vida social e institucional de República Dominicana tiene que ver con prácticas heredadas del régimen despótico que dirigió Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Juan Miguel Pérez y Patricia Solano
La impunidad de los crímenes de la dictadura, tanto los de sangre como el robo de recursos públicos, hizo que su esquema delincuencial quedara como modelo de éxito político.
Nacido en 1891, Trujillo se suma como soldado a las fuerzas militares de ocupación norteamericana en 1916.
En 1918 es aceptado en la Escuela de Oficiales en Haina, en las afueras de Santo Domingo, dirigida por el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos y en 1923 es trasladado al Cuartel General.
Se iniciaba así una carrera que llevaría a grado máximo el autoritarismo y el terrorismo de Estado, la concentración de poder y el uso de los recursos públicos para provecho personal y de su familia.
La ocupación duró 8 años (1916-1924). Cuando los norteamericanos se fueron Trujillo ya era capitán, cargo que obtuvo debido a la crueldad con la que trató a los que se opusieron a la intervención.
En el gobierno de Horacio Vázquez (1924 – 1930) Trujillo ascendió a jefe de la Guardia Nacional, puesto que aprovechó para hacerse rico con una serie de ilícitos que llegarían a los más extremos niveles.
¿Cómo toma Trujillo el poder político en RD?
Trujillo se presentó a las elecciones de 1930 siendo el jefe del ejército dominicano. Estos comicios estuvieron marcados por una violencia tal, que la oposición se retiró y Trujillo quedó como candidato único. Una banda paramilitar a sus órdenes llamada «La 42» sembró el terror en el país.
La Junta Central Electoral declaró nulas estas elecciones con una sentencia del juez Heriberto Núñez. Al momento de leerla, miembros armados de la banda “La 42” invadieron la sala y disolvieron la audiencia. Trujillo impuso su “triunfo” con un golpe militar e inició la persecución de todo opositor.
Un ciclón devastador y un acto de oportunismo
El 3 de septiembre de 1930, el ciclón San Zenón arrasa y deja 3 mil muertos, 6 mil heridos, más de 9 mil casas destruidas y 30 mil personas sin hogar.
Trujillo pide un préstamo de $50 millones y decreta una Ley de Emergencia que le otorga poderes excepcionales, de modo que aprovecha la tragedia para imponer un control absoluto.
Y esta será su principal característica en 31 largos años: control económico, control político y control social.
60 años después del fin de su régimen la política actual aún hereda rasgos de ese modelo. La exposición “1961: El año de la libertad” hace un recuento de la dictadura y los acontecimientos de sus últimos días.
Se encuentra en Santo Domingo en el Centro de los Héroes (plaza donde está la bolita del mundo) y en Nueva York en la Avenida Amsterdam entre las calles 138 y 139, como parte del campus del City College.
Una versión digital puede verse en www.1961libertad.com