Hay temas que preocupan y ocupan un día, dos, una semana, pero hay temas que pesan sobre la vida de la Nación todo el tiempo. Debido a la falta de pensadores y a la inveterada y malsana práctica de la improvisación, los grandes temas estructurales de organización, se han convertido en tabú, los maestros del caos, los titiriteros que manejan la opinión pública, los oportunistas cultores del desorden no quieren que sean aireados y mucho menos conocidos y discutidos. El texto legal más importante del país la Constitución de la República ha sido objeto, desde su inicio, de un sinfín de remiendos, fruto de reformas coyunturales, de reformas necesarias para superar una crisis política grave, fruto de la rebatiña y las ambiciones y abusos de grupos involucrados en las causas y en la solución de los conflictos. La vapuleada Constitución ha sido tratada con un poco de cuidado por ser fruto de la Guerra de Abril de 1965. Guardias, policías, obispos, tutumpotes, comerciantes, banqueros, y el poder norteamericano, saben que aquí hay un deseo permanente de vivir en una sociedad en la cual el Congreso tenga la voz cantante, el Poder Judicial administre las leyes con independencia y sabiduría y el Poder Ejecutivo sea ejercido con estricto apego a su real papel constitucional y legal. Quien lee este articulo pensará, y hasta lo comentara con su mujer o amigos en el trabajo: mire a éste hablando de reforma constitucional cuando es el tiempo de hablar de las elecciones del próximo año. Y le respondo: me solté el narigón, hice a un lado las anteojeras y abogo por la reorganización del Estado para que caminemos de una vez por todas, en dirección a la conquista de la felicidad que lograremos cuando todos seamos iguales ante la ley. Desde 1966 hemos celebrado elecciones con patrones claros; una fuerza armada, militares y policías, que aceptan ordenes inconstitucionales y contribuyen a la violación de los derechos humanos, al verdadero proceso electoral, sin que ninguna autoridad: Senado de la República, Cámara de Diputados, Junta Central Electoral, Tribunal Constitucional ejerza su influencia y actúe frente a las violaciones a sus mandatos. Del mismo modo hemos contado con la participación militante de parte de la Iglesia católica, la cual en ocasiones actúa como juez y parte.
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Me pregunto, ¿Resuelven las elecciones el tiempo en que cesa la persecución judicial luego de la comisión de un delito? No. -¿Quién, qué instancia, debe resolver que un caso judicial no sea usado como una pelota de volibol, de aquí para allá, en un relajo que dura más de 20 años, como el caso que afecta a mi prima Nancy Suazo Gautreaux? Como estas hay muchas preguntas sobre asuntos relacionados con materia constitucional que no son abordados en los remiendos, pero habrá elecciones cada cuatro años. Por supuesto, sus resultados resuelven asuntos individuales y de grupos, pero no problemas de fondo.