Ayudas sociales.- No es la noticia con la que uno quisiera iniciar la semana, pues nos está recordando que nuestros senadores insisten en realizar una labor social que distorsiona la naturaleza de sus funciones, autoasignándose recursos públicos que luego invierten en supuestas ayudas con muy poca o ninguna transparencia.
Cerca de 15 millones de pesos, repartidos entre 29 legisladores, desembolsó el Senado de la República para agasajar a las madres en su día, recursos (tocaron a 500 mil por cabeza) que según la crónica del Listín Diario solo se abstuvieron de recibir Faride Raful, Antonio Taveras y Eduardo Estrella.
Las críticas han llovido sobre esos legisladores, sobre todo en las redes sociales, pero es evidente que eso les tiene sin cuidado, que no les importa ni les preocupan esos cuestionamientos, pues están convencidos, y algunos así lo proclaman casi con cinismo, que ese asistencialismo es parte esencial de sus funciones; pero también es una forma, es el momento de decirlo, de garantizar la lealtad de su clientela política, que de eso es que realmente se trata, en sus respectivas demarcaciones.
Pero no solo senadores y diputados creen que el que mas regala y reparte es el mas popular, querido o exitoso, sino también sus electores, creando así un círculo vicioso que no hay manera, ni tampoco voluntad, de romper.
La derrota en los pasados comicios de Amable Aristy Castro, hasta hace poco el mejor ejemplo de caciquismo regional exitoso, que logró extender hasta su hija Karina, demostró que ese círculo vicioso puede romperse.
Como demostró también que esa tarea, como en cualquier democracia que merezca ese nombre, corresponde a los ciudadanos conscientes del poder de sus votos y, sobre todo, de quiénes los merecen y quiénes no los merecen aunque repartan villas y castillos.