En Cristo, ustedes están completos y no necesitan nada más, pues él es cabeza de todos los gobernantes y poderes. Colosenses 2:10
En esta cita, Pablo nos afirma que el hombre y la mujer creyente están completos en Cristo. Y aunque sujeto a un cuerpo físico no les hace falta nada, pues de la Deidad de Cristo, es decir; su ser y atributos, de ahí provienen todas las cosas.
Todo lo que necesitas lo tienes en Cristo y nada te hace falta. Es como una esponja sumergida en el agua, donde todos los espacios se llenan, y el agua que la cubre es tanta, que la misma esponja puede mojar cualquier objeto cercano a ella. pues así sucede en Cristo, todo nuestro ser queda completo por la plenitud con la que Él nos satura.
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Esto me lleva al encuentro que tuvo Jesús con la samaritana, donde ese día, la vida de esta mujer fue marcada en un antes y después. El mismo Señor le pidió que le diera de beber. Le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. Juan 4:10
Al pensar en esa solicitud: “Dame de beber”, me imagino al inmenso marpidiendo agua. Lo que ella podía sacar, es más, ni el pozo completo, era suficiente para lo que Jesucristo ya tenía, pues Él era, es y será siempre la mayor fuente agua viva.
Al recibir del agua que salió de la verdadera fuente, Cristo, aquella mujer samaritana quedó tan inundada, tan completa que fue a decirles (predicar) a otros, todo lo que el Señor le había entregado. ¡Es que es imposible recibir tanto y quedarse en silencio!
Querido/a amigo/a, si las cargas y dificultades de la vida han dejado a medias tu estanque, o si ya está completamente vacío, hoy es tu día, te invito a buscar al SEÑOR y DADOR de todas las cosas, quien, con su fuente, y sin importar la profundidad o sequedad, COMPLETA TODO LO QUE FALTA, el es CRISTO.
El salmista David sí que sabía de eso cuando dijo: “Yo tengo todo lo que necesito; estoy siempre a tu lado”. Salmos 73:23
¡Dios te bendiga!