“Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración por nadie, como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible”. Continuó el Señor: Tened en cuenta lo que dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Os digo que sí les hará justicia, y sin demora”. Lucas 18:4-8.
Esta lectura de la Biblia me lleva a remembrar la actitud que desde hace unos días he estado observando en mi hijo menor, al intentar abrir algunas puertas de la casa. Por su tamaño y al ser un niño de solo dos años, trata de elevarse para poder tomar el llavín. Su insistencia en las veces que tira del manubrio no deja de sorprenderme, tanto, que hasta he contado los tirones que él debe hacer para poder abrir. En promedio anda por los seis y siete tirones, dependiendo de la intensidad. Esa es la única forma en que puede acceder a algunas áreas de la casa sin la ayuda de alguien.
Así como mi hijo no puede abrir las puertas en el primer intento, así suele ser la respuesta a la oración, quizás no venga en seguida, pero te aseguro llegará el tiempo en que entrarás en el favor y la voluntad Dios, aquella que es buena, agradable y perfecta.
Si hay algo que me gusta de la oración, es que en los tiempos difíciles y de prueba produce paciencia, puesto que la espera nos da resistencia que se convertirá en el hábito de la esperanza. Confiarás fácilmente en Dios y podrás ser de testimonio para otros acerca de su bondad y fidelidad.
La oración también es sinónimo de humildad, porque cuando oramos, estamos diciendo que Dios es misericordioso y poderoso, que Él es sabio y soberano y que Él sabe mucho mejor que nosotros lo que es mejor.
Querido/a amigo/a, ¿te gustaría entrar en ese nuevo tiempo, en el que puedas tocar y abrazar eso que hasta el momento solo imaginas? Si tu respuesta es si, preguntarte qué tanto insistes en tu pedido, ¿eres de los/as que intentan la primera vez y al no ver los resultados tiran la toalla? Si con frecuencia te rindes te pido que tomes inspiración en Jacob.
“Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”. Génesis 32:26-28.
Oro, para que entres en una intimidad genuina con tu Padre, aquel que te conoce y sabe todo de ti, pero que espera que le digas todo lo que sientes y anhelas.
Dios te bendiga.
Dios te guarde.