El presidente de EE.UU., Joe Biden, se marcó este miércoles el objetivo de reducir a la mitad las muertes por cáncer en su país para 2047, y pidió combatir esa enfermedad con la misma “urgencia extrema” que se ha aplicado a la lucha contra la covid-19.
La meta de recortar la tasa de mortalidad del cáncer en un 50 % durante los próximos 25 años es “ambiciosa”, pero “totalmente realizable”, aseguró Biden durante un acto en la Casa Blanca dos días antes de que se celebre el Día Mundial contra el Cáncer.
«(Queremos) convertir más sentencias de muerte por cáncer en enfermedades crónicas con las que la gente pueda vivir”, subrayó el mandatario ante un centenar de pacientes de cáncer, supervivientes, familiares, investigadores y médicos.
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Una prioridad personal
La lucha contra el cáncer es personal para Biden, que en 2015 perdió a su hijo Beau debido a un tumor cerebral y que un año después, cuando todavía era vicepresidente de EE.UU., asumió las riendas de una misión gubernamental para acelerar el combate a la enfermedad.
Esa iniciativa languideció durante el mandato del expresidente Donald Trump (2017-2021) y este miércoles, un año después de llegar al poder, Biden quiso relanzarla, con la esperanza de motivar avances revolucionarios en su Gobierno y la comunidad médica.
“Igual que recurrimos a la ciencia para desarrollar vacunas y tratamientos de última generación contra la covid-19, aportaremos un carácter de urgencia extremo a la lucha contra el cáncer”, aseguró el mandatario.
El cáncer es la segunda causa de muerte en Estados Unidos, solo por detrás de las enfermedades cardiovasculares, y ha matado a más personas que la covid-19 en los últimos dos años, recordó Biden.
Sin embargo, los investigadores son cada vez más optimistas respecto a las posibilidades de recortar la tasa de muertes por cáncer, que ya cayó en un 27 % en Estados Unidos entre 1999 y 2019, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).
Para lograr que ese ritmo de reducción de la mortalidad avance el doble de rápido hasta mediados de siglo en Estados Unidos, Biden citó una serie de medidas que planea tomar su Gobierno, pero que en la práctica requerirán la cooperación de numerosos sectores de la sociedad estadounidense.
Más prevención y compartir datos
El mandatario dijo que encargará a varios miembros de su gabinete “impulsar cualquier posible” acción que el Gobierno pueda tomar para combatir el cáncer, y pidió al sector privado que “desarrolle y pruebe nuevos tratamientos”, además de “hacer que los tratamientos sean más asequibles«.
También destacó la necesidad de “compartir más datos e investigaciones”, tanto a nivel de las compañías e instituciones como de los pacientes de cáncer, a los que pidió “seguir compartiendo sus experiencias” para ayudar a otros.
Ese punto, sumado a una mayor apuesta por la prevención, es la clave más importante para recortar la incidencia del cáncer, indicó el oncólogo David Agus, profesor de Medicina e Ingeniería en la Universidad del Sur de California.
“Tenemos que normalizar la idea de que todos nosotros vamos a ser parte de la solución (al cáncer), y de que está ahí, en nuestros datos”, dijo a Efe el doctor Agus, que ha asesorado a la Casa Blanca sobre la iniciativa.
Compartir más libremente los historiales médicos “de una forma que proteja la privacidad” de los pacientes tendría un “impacto tremendo” en la lucha contra el cáncer “a corto plazo”, y hay que “empezar a cambiar la mentalidad al respecto a nivel global”, opinó Agus.
Biden también pidió al Congreso que apruebe su solicitud de destinar 6.500 millones de dólares a la creación de una nueva agencia que, bajo las siglas ARPA-H, se centraría en impulsar tratamientos innovadores para el cáncer, la diabetes y el alzhéimer.
La iniciativa contra el cáncer que lanzó Biden cuando Barack Obama era presidente todavía tiene unos 400 millones de dólares en su presupuesto, de un total de 1.800 millones de dólares que aprobó el Congreso para el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés).
Sin nuevos fondos a la vista
La Casa Blanca no planea por ahora pedir más fondos al Congreso para esa iniciativa, un hecho que ha preocupado a algunos expertos, aunque no a Agus- el oncólogo cree que “los dólares” no lo son todo y que lo importante es “cambiar ideas, cambiar normas y hacer llegar la información a gente».
Durante el acto, Biden también rogó a los estadounidenses que programen cuanto antes los exámenes médicos de rutina que pospusieron durante la pandemia y que pueden ser claves para detectar el cáncer, y dijo que él mismo se sometió a una colonoscopia en noviembre.
El médico que trató el cáncer letal del hijo de Biden estaba en primera fila en la ceremonia de la Casa Blanca, en la que tanto la primera dama, Jill Biden, como la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, compartieron lo importante que es para ellas la lucha contra el cáncer.
“Después de toda una vida trabajando para acabar con el cáncer, el cáncer acabó con la vida de mi madre”, afirmó Harris.
La madre de la vicepresidenta, Shyamala Gopalan, dedicó su vida a investigar el cáncer de mama y sus descubrimientos “salvaron las vidas de mujeres”, pero en 2009 falleció por un tumor en el colon, recordó Harris.
“Hoy, estamos más cerca que nunca (…) de acabar con el cáncer tal y como lo conocemos”, agregó.