Bienvenido el progreso que debe esparcirse sin efectos colaterales

Bienvenido el progreso que debe esparcirse sin efectos colaterales

De cara al resto del mundo, los brillos de nuevas facilidades hoteleras para visitantes garantizarían el éxito como fruto del esfuerzo y la planificación locales que abren espacios a las inversiones que buscan un clima favorable. Pero el dinamismo desarrollista suele estimular desplazamientos hacia los polos con tendencia a elevar densidades poblacionales que cambian bruscamente el uso de suelos. Migraciones internas y hasta externas pasan a habitar cerca de donde, según la sabiduría popular, “pica el peje”. Si los extramuros surgen con carencia de servicios públicos y para propósitos habitacionales y comerciales que choquen con los objetivos primordiales habría agresiones a la calidad de estos destinos emergentes.

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Ha pasado antes con oleadas de expendedores y transportistas informales y hasta de timadores haciendo mala presencia cerca de instalaciones para huéspedes o lanzados al acoso en sitios de interés para cruceristas que cada vez en mayor número arriban a puertos dominicanos. Ocurrió tras la creación anterior de complejos como los que se aproximan que pasaron a tener en sus entornos techumbres marginadas de la buena ingeniería que degradaron paisajes y hasta supusieron dificultades para el mantenimiento del orden, la seguridad y la hospitalidad.

Sin desprecio per se a quienes desde el lar nativo o desde otras latitudes acudan con iniciativas que les generarían ingresos, debe existir la fuerza de reglas inviolables que garanticen el buen estado de los entornos de valor turístico.