A Pedro Botello, diputado reformista por La Romana, se le ha metido entre ceja y ceja ser candidato presidencial, lo que para un político decidido y voluntarioso implica un enorme reto que pondrá a prueba toda su energía y determinación, pero también su inteligencia política.

Y en ese propósito, que dice condicionar a que la alta dirigencia de su partido lo respalde, acaba de hacer una propuesta que probablemente consiga el efecto contrario: que el PRSC vaya sin alianzas a las elecciones del 2024, lo que implica llevar candidaturas propias.

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Para sustentar su propuesta, el legislador dio a conocer los resultados de la Consulta Nacional que realizó la firma Hamlet Peynado, en la que el 97.4% de los ciudadanos consultados dijo estar a favor de que ese partido acuda a las elecciones con su propio candidato presidencial. Agrega el estudio que el restante 2.6% de los entrevistados se inclinó por apoyar que el partido acuda aliado a los comicios, en tanto el 99.3% simpatizó conque Botello, vocero de la bancada reformista en la cámara baja, sea el candidato presidencial. ¿Alguien se considera sorprendido de ese resultado?

Los que deben estar riéndose de la ocurrencia de Botello son Quique Antún y Ramón Rogelio Genao, principales artífices de la política de alianzas que ha mantenido “vivo y viable” al PRSC, lo que le permitió a su dirigencia guisar en los gobiernos del PLD. Y lo mismo parece que ocurrirá con el PRM, pues Genao ya hizo público su apoyo entusiasta y militante a la reelección del presidente Luis Abinader.

Por eso nadie duda que el PRSC continuará siendo un partido bisagra a mucha honra, como diría un cínico, que calificaría de suicida la propuesta del hiperactivo diputado. Que en su contentura no advierte que si su partido va solo y le cuentan los votos podría desaparecer del mapa político, lo que de seguro no está en los planes de gente a la que le ha ido muy bien, como dice Hipólito, amarrando la chiva donde mejor conviene.