En la imagen, peatones deambulan por Sao Paulo, Brasil, el 10 de octubre de 2020. EPA/ SEBASTIAO MOREIRA
Brasil superó este sábado los 150.000 muertos por coronavirus en medio de la indiferencia del Gobierno y de la propia sociedad, que en buena parte se ha volcado al turismo en un fin de semana alargado por el festivo del lunes próximo.
Según datos recopilados por un consorcio de medios de prensa con las autoridades de salud de los 27 estados del país, en las últimas 24 horas se han registrado otras 331 muertes, con lo que el total de decesos desde que se registró el primero, en marzo pasado, asciende ahora a 150.023.
De acuerdo a ese mismo consorcio, creado por diversos medios de comunicación hace cuatro meses, cuando surgieron dudas sobre las informaciones oficiales, el número de casos confirmados ha llegado a 5.073.483, con los 16.293 registrados desde este viernes.
El balance también dice que 4 de los 27 estados brasileños registraban hoy una tasa superior al millar de muertos por cada millón de habitantes.
Son el Distrito Federal de Brasilia, con 1.127 fallecidos cada 1.000.000 de habitantes; Río de Janeiro (1.113), Mato Grosso (1.034) y Amazonas (1.019), estados en los que, según los especialistas, la emergencia aún está lejos de ser totalmente superada.
Un puente hacia las playas y montañas en plena desescalada
Esos datos fueron divulgados en el inicio de un fin de semana prolongado, debido a que el lunes próximo será festivo en el país, y que cientos de miles de brasileños han aprovechado para volcarse al turismo en playas y montañas.
Según la Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac), sólo por los aeropuertos del país se esperaba que está sábado transitase casi un millón de personas, que tenían como destinos muchas de las ciudades del litoral y, en particular, las playas de Río de Janeiro.
Asimismo, en la ciudad de Sao Paulo, capital del estado que más ha sido afectado por la pandemia, la noche de este viernes se calcula que alrededor de 130.000 vehículos dejaron la mayor metrópoli del país, también rumbo a las playas del litoral de esa región.
También en Sao Paulo, las autoridades anunciaron este viernes otra relajación de las medidas de aislamiento social y autorizaron, a partir de este fin de semana la reapertura de cines, teatros y museos, ya en vigor desde hace semanas en Río de Janeiro.
Lo mismo ocurre en Brasilia, que ha dado incluso un paso más allá y desde este sábado acabó con las delimitaciones de espacios entre las mesas de bares y restaurantes, que reabrieron hace más de un mes con restricciones ahora eliminadas por las autoridades locales.
Pese a la altísima tasa de fallecidos por COVID-19, el gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha, declaró este sábado que las autoridades consideran necesario recuperar la normalidad.
«No tenemos preocupaciones con una segunda ola», dijo Ibaneis Rocha, en contra de muchos especialistas convencidos de que aún no ha acabado la primera.
Bolsonaro también pasa el fin de semana largo en el mar
Al igual que decenas de miles de brasileños, el presidente Jair Bolsonaro también optó por pasar el fin de semana prolongado cerca del mar y viajó con su familia a la playa de Guarujá, en el litoral del estado de Sao Paulo.
Como suele hacer cada fin de semana en Brasilia, el gobernante paseó en motocicleta por las calles de Guarujá, saludó a decenas de simpatizantes y se detuvo para tomarse fotografías con ellos, sin usar máscara ni respetar las normas de aislamiento social que rigen aún en esa región.
El mandatario, líder de una negacionista ultraderecha, evitó a los periodistas y tras recorrer parte de Guarujá en moto regresó a una sede de la Marina de Guerra situada en una playa privada, en la que permanecerá hasta el próximo lunes.
Este mismo sábado, el Gobierno informó en Brasilia que el titular de la Secretaría de Gobierno, Luiz Eduardo Ramos, también contrajo coronavirus, lo que lo convierte en el décimo miembro del gabinete contagiado en los últimos meses.
También en Río de Janeiro se confirmó el positivo de coronavirus del gobernador interino, Claudio Castro, quien sustituye en el cargo a Witson Witzel, suspendido de sus funciones por la Justicia, debido a sospechas de corrupción en la compra de equipos médicos necesarios para enfrentar la pandemia. EFE