Desde la fundación de nuestra República, aún en construcción, la palabra orden ha sido la mayor ausente en el diccionario dominicano, excepto cuando el orden se impuso a sangre y fuego con matices dictatoriales y autoritarismo. El ciudadano dominicano no conoce el orden puramente dicho; y los cuantos que saben lo que es vivir con un orden, sólo lo han presenciado fuera de nuestras costas, donde existen niveles de justicia aceptables, que obligan a que haya instaurado un régimen de consecuencia, cuando las normas no se cumplen o se violentan. Hay otros pocos, que son los llamados a generar y garantizar el orden; según los hechos, a estos pocos no les interesa el orden, es más, tal parece que se alimentan del desorden.
Buscar el orden en nuestro país parece un poco difícil, encontrarlo es más que una misión imposible. Los dominicanos y el orden somos extremos opuestos. Podemos conducir con 10 multas en las “costillas” y no pasa nada. En fin, nosotros y el orden tal parece que viviremos divorciados siempre; y si hablamos de migración ahí es que verdaderamente se nos perdió el orden.
En el problema migratorio existen dos extremos: el extremo que se hace de la vista gorda del problema que nos arropa, porque sus cuentas las pagan sectores poderosos del norte, mediante consultorías, fundaciones y ong̛s que buscan resolver los problemas de nuestro país vecino a costa nuestra. En el otro extremo están los irresponsables demagogos que usan esta triste realidad para impulsar el odio y la xenofobia hacia un país, que lo que más necesita es colaboración sincera; en el medio estamos nosotros, los hombres y mujeres que decimos migración sí pero con orden, entrada de extranjeros sí, pero depurados. Mano de obra que trabaje, sí, pero la justa y necesaria.
No pueden cuidar nuestra frontera personas que no amen su Patria. No pueden ejercer ningún tipo de orden, quienes llenan sus bolsillos con el desorden. No puede haber en nuestro país, ciudadanos extranjeros sin permiso de trabajo o de residencia legal (esto incluye también a ciudadanos extranjeros no haitianos).
¡Migración sí, pero con orden! ¡Migración sí, pero la necesaria!