El canciller Miguel Vargas Maldonado advirtió hoy sobre los desafíos que enfrenta la región, y propuso “poner voluntad política y esfuerzo real” en convertir al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) en una herramienta oportuna que genere cambios en la vida de la gente.
Vargas expuso este jueves durante la LXXVI Reunión del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores del SICA, celebrada en la capital de Belice.
Los cancilleres elaboraron la agenda de la LII Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno del SICA, que tendrá lugar este viernes, en la cual Vargas participará en representación del presidente Danilo Medina.
El ministro dominicano sugirió que el proceso de integración promueva políticas públicas que generen desarrollo, procuren alternativas a la disminución progresiva de los recursos provenientes de la cooperación y creen las sinergias necesarias para enfrentar los desafíos del cambio climático, en una de las regiones más vulnerables del planeta.
Planteó a los cancilleres centroamericanos construir alianzas con todos los sectores, y, de este modo, continuar el enfoque que orientó a la presidencia pro tempore de la República Dominicana, en el primer semestre de 2018.
“Para avanzar, debemos sumar sin minimizar el Estado, actores determinantes de la dinámica global. Entre ellos a la clase empresarial, la sociedad civil, entre otros, y, como región, dar el ejemplo en el cumplimiento de lo pactado con cada uno de ellos.”
En ese contexto, ponderó el primer Foro Empresarial del SICA, celebrado en Santo Domingo en junio de 2018, “con la participación de más de 400 empresas de la región y de países socios, resultando una exitosa iniciativa”.
Por último, Vargas agradeció a la región por el apoyo dado para que República Dominicana se convierta en miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el período 2019-2020.
El SICA está integrado por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Belice y República Dominicana. Mientras que otras veintiséis naciones ostentan el estatus de observadores regionales o extrarregionales.