En un ambiente intimista, el escenario del Teatro Lope de Vega iluminado con el resplandor de “luces de velas”, metáfora de esperanza y conexión con la espiritualidad, nos sumerge en ese mundo maravilloso de la música, al que nos conduce la “Filarmónica Hispaniola”, cuyo sendero pauta su director José Miguel Taveras Auzón.
Con música del período barroco inicia el concierto. La bellísima melodía que surge de los violines y chelos nos sumerge en ensoñaciones, es un canto, el Canon in D mayor, kv37 de Johann Pachelbel. Un comienzo exquisito, en el que la orquesta conformada por jóvenes de gran talento, luce con buen nivel.
Continuando en el barroco, un ritmo suave, nos introduce en “El Invierno” de las cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi, con arreglo del propio director. El solo de violín -Carlos Cabral- es un torbellino fascinante y las notas en “pizzicato” aluden a la caída intermitente de los copos de nieve. Un momento hermoso, bien logrado.
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El clasicismo llega con el “allegro” de la Serenade en G Mayor, “Eine kleine Nachtmusik” de Wolfgang Amadeus Mozart. Una fanfarria introduce esta “Pequeña Serenata nocturna”, inicia el primer movimiento “Allegro” en forma de sonata de carácter alegre, es una pieza para celebrar, especialmente, el magnífico desempeño de las cuerdas, y la precisa conducción de su director.
Viajando en el tiempo llegamos al verismo con el bellísimo “Intermezzo” de la ópera “Cavalleria Rusticana”, de Pietro Mascagni. Los violines introducen una dulce melodía, que en su desarrollo describe la pasión y el dolor del amor no correspondido, de los protagonistas, los vientos ofrecen dramatismo, la música se desvanece. Otro excelente momento de la orquesta.
En un cambio de a tmósfera escuchamos la Danza Húngara No. 5 de Johannes Brahms; la danza, una Zarda enérgica, cautiva su ritmo y su carácter folklórico nos invita a bailar… en nuestra imaginación, y en alas de la danza continuamos, escuchamos el “Waltz -Vals- No. 2 de Dmitry Khostakovich.
El concierto continúa, llegamos al siglo XX, las bellísimas notas del chelo -José A. Bonilla- nos introducen en una Milonga lírica que expresa melancolía y olvido, es el “Oblivio” de Astor Piazzolla, una de sus piezas más famosas…los aires del tango cautivan y en otro momento, en un tango no tradicional con elementos de jazz disfrutamos de “La Muerte del Ángel”.
El bolero romántico, melancólico, recrea décadas del siglo XX; la interpretación de uno de los más famosos boleros “Bésame mucho” de la compositora mexicana Consuelo Velázquez, nos llena de una emoción cargada de nostalgia, al igual que a la mayoría del público, constituido por personas que disfrutaron aquellos años. En medio del embeleso, el director da la espalda a la orquesta e invita al público a cantar, y convertido en coro responde con el bellísimo estribillo: “Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez…”
La estupenda interpretación de la orquesta convierte este bolero en un verdadero Canon. La música de películas en una parte importante del programa. Del compositor Ennio Morricone, el tema “Gabriel´s Oboe” de “La Misión”, el oboe -Iván Benítez- interpreta el tema principal; luego la bella composición de “Cinema Paradiso”.
La música del compositor John Williams, para la película “La Lista de Schlinder” da la oportunidad al lucimiento en el solo de violín, al joven violinista Carlos Cabral. De la película “Piratas del Caribe”, la orquesta interpreta el tema del compositor alemán Klaus Badelt.
Desde sus primeros acordes, una sensación de nostalgia y añoranza nos invade, un rayo de luz asoma, es la bellísima canción napolitana, rica en matices, “O Sole Mio”-Mi Sol-. La excelente interpretación de esta pieza, es un verdadero deleite para el público, que a “sotto voce” canta la bella melodía.
El concierto cierra con la “Oda de la Alegría”, de la Novena Sinfonía de Ludwig Van Beethoven. La magia nos envuelve, con este himno de la Alegría, un canto a la unidad y fraternidad entre los seres humanos. El director con precisión logra un excelente resultado, la orquesta se crece, un magnífico final.
Al término de cada pieza el público aplaude satisfecho, al director y a la versatilidad de la Orquesta capaz de abordar diferentes géneros. Esperamos los próximos conciertos de la “Filarmónica Hispaniola”, con velas o a la luz de las estrellas. Felicitaciones a los jóvenes músicos integrantes de esta agrupación y a su director, y que continúen trillando esa senda ascendente.