Se agota la confianza para el primer ministro interino de Haití, Ariel Henry. Al sufrimiento de la población, que sigue sumida en una ola intensa de violencia e inseguridad, se suma ahora el desapego y el escepticismo de los pocos actores políticos que habían apoyado a Henry hasta la fecha.
“Expresión del rechazo de la población”
Por ello, la sociedad civil del país convocó movilizaciones antigubernamentales que se iniciaron el domingo y que tienen previsto finalizar el 7 de febrero, fecha que conmemora la caída de la dictadura impuesta por el clan Duvalier, y día en el que Ariel Henry tenía previsto finalizar su mandato.
“Hay mucha incertidumbre porque anunciaron manifestaciones, movilizaciones, huelga… Es un poco la expresión del cansancio y de la indignación de la población: después de 30 meses de un gobierno provisional totalmente ilegal e ilegítimo, las condiciones de vida son pésimas desde el punto de vista económico, social, y la inseguridad ha empeorado. Así que es un poco la expresión del rechazo de la población a esta forma de gobierno y la forma de dominación del imperialismo norteamericano”, explica a RFI Camille Chalmers, profesor de Economía y de Ciencias Políticas en la Universidad de Puerto Príncipe.
“Juego bastante confuso”
Las actuales protestas en Haití han generado una cierta confusión entre la población, ya que entre los impulsores de estas movilizaciones destacan el ex policía y ahora líder paramilitar Guy Philippe, a su vez uno de los impulsores del golpe de Estado de 2004, y el exsenador Jean-Charles Moïse, el mayor líder de la oposición.
“Guy Philippe fue encarcelado en Estados Unidos. Sé que reconoció sus actividades de narcotraficante y que regresó al país con un discurso muy sorprendente, aprovechando un poco el cansancio de la población para decir que quiere hacer una revolución. Discurso bastante sorprendente que no tiene nada que ver con su pasado. Jean-Charles Moïse había tenido un peso político importante, pero fue un poco desacreditado por la confusión en su alianza con un ala de la extrema derecha. Así que no tiene el mismo peso político que tenía hace como cuatro o cinco años”, comenta Chalmers.
El profesor subraya que hay “una confusión enorme en la coyuntura política”, debida a que “los métodos y la visión política de Philippe no tienen mucha diferencia con el accionar de las bandas, e incluso alguna gente prevé una cierta alianza entre las pandillas y Philippe. Así que es un juego bastante confuso”. “Y también hay la hipótesis que todo eso puede llevarnos a una nueva ocupación militar extranjera de Estados Unidos”, agrega.
La situación de inseguridad que experimenta el país por la acción de grupos criminales ha provocado el éxodo de más de 300.000 personas dentro de su propio territorio. Entre tanto, el estancamiento del envío de la misión internacional aprobada por la ONU ha generado incertidumbre y desesperanza entre la población.
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