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El padre Ramírez fue capellán de las tropas veganas en la batalla en Santiago el día 30 de ese mismo mes y año, en la que acompañó a su hermano Toribio Ramírez (1798/1801-21 septiembre 1858), uno de los principales organizadores del pronunciamiento de La Vega a favor de la separación de Haití el 4 de marzo anterior, miembro del consejo de notables de esa ciudad (1838-1841), jefe de la Guardia Nacional (1844), Alcalde Constitucional (1846-1848), comisario ordenador (1857) y Comandante de Armas interino también en ella (1858).

Emilio Rodríguez Demorizi le atribuye la autoría del texto “En casa del corregidor J.M. Imbert”, un diálogo entre las señoritas Javiera Bernal y Gabriela Salcedo escrito en 1853 y referido a la proclamación de la República en 1844.

El 13 de diciembre de 1862, el arzobispo Bienvenido Monzón lo nombró capellán castrense del batallón de San Marcial, aunque se desconoce si desempeñó esa función. Fue cura coadjutor de la Iglesia Mayor de Santiago entre 1863 y 1865. En 1864 aparece como comprador de un inmueble en Santiago a Domingo Daniel Pichardo.

José Luis Sáez fija su muerte en 1865, considerando que su último acto documentado – un acto celebrado en la sede del gobierno provisorio de la Restauración – data del 29 de octubre de 1864; a partir de entonces no se le vincula a parroquia alguna ni su defunción aparece en libros parroquiales.

En 1847, el arzobispo Tomás de Portes e Infante le impuso la pena canónica de la suspensión “A Divinis”, esto es, le impidió el ejercicio de sus potestades como sacerdote; el 6 de agosto de 1859, arrepentido y habiendo hecho “la penitencia necesaria”, Fernando Arturo de Meriño, gobernador eclesiástico de la Arquidiócesis de Santo Domingo, resolvió autorizarlo a ejercer las funciones de su ministerio eclesiástico, pero solamente para celebrar la Eucaristía y no ningún otro sacramento.

Las razones de la suspensi?ón son desconocidas – la pena se le impuso por una “causa única”-; José Luis Sáez piensa que pudo haberse fundado en su oposición al general Pedro Santana, pero acaso se vinculó con la relación que mantuvo como Julia Isabel (o Isabel Julia) Melert (o Marlet / Meleur / Meler), con quien procreó al menos cuatro hijos: Pedro Alfredo, nacido hacia 1838; [María] Antonia, nacida el 22 de junio de 1846 y bautizada en Moca el 22 de septiembre siguiente; María [A]Polonia, nacida el 3 de septiembre de 1848 y bautizada en Moca el 25 de octubre siguiente y María Altagracia Nancy. Podemos afirmar que otras hijas de Julia Melert – grafía como aparece su apellido en sus actas de bautismo-, Felícita, nacida el 2 de septiembre de 1842 y bautizada en Moca el 6 de noviembre siguiente y Juana Eloísa, nacida el 8 de octubre de 1844 y bautizada en Moca el 26 de abril de 1845, fueron igualmente hijas del padre Ramírez.

Un segundo varón pudo haber Juan Ramírez (a) John, vecino de la común de Moca en 1864.
Julia Melert era natural de Santo Domingo y es posible que fuera hija natural de Bonne Melert, natural del Guarico, Haití, avecindada en Moca.
Instituto Dominicano de Genealogía