Las carreras de motocicletas en la autopista Las Américas, entre La Caleta y Boca Chica, envuelven apuestas que superan los RD$80,000, aseguran residentes en la zona que definen insuficiente el patrullaje policial para controlar esas competencias que han cobrado la vida de al menos 11 personas en seis meses.
Según los residentes de la zona las carreras se llevan a acabo en el kilómetro 32 desde la subestación eléctrica hasta el hogar de niños o antigua séptima.
El otro punto es entre el sector La Ureña y la estación de peaje. Las competencias empezaban entre la 1:00 y 2:00 de la madrugada, pero en los últimos meses compiten desde las 7:00 de la noche o incluso hasta desde las 4:00 de la tarde.
Una fuente policial dijo que por lo regular los que compiten son motoconchistas, que vienen de la capital y de la provincia Santo Domingo. Indicó que forman grupo de hasta 40 competidores.
Cuenta que cuando van a competir, los motociclistas suelen esconder las motocicletas en un solar baldío en la entrada del sector Cancelado, en La Ureña, de donde el organismo se ha llevado retenidas hasta diez en un día pero no saben quién es el propietario del solar, el cual patrullan.
Otra persona que igual que el informante policial prefirió el anonimato, dijo que las competencias son armadas en cualquier instante en la tarde, y son tantos competidores que detienen el tránsito.
“Son muchos motoristas, es una bulla tremenda y los motores acelerados, la calle llena de gente mirando. Yo vivo cerca de la avenida y cuando van hacer carreras tranco el portón porque cuando la Policía se da cuenta los persigue y para escapar entran a cualquier parte”, expresó.
Las víctimas. Uno de los últimos muertos fue el señor Julio Mateo Batista, de 63 años, recién llegado de Estados Unidos y arrollado el 25 de abril, cuando iba donde sus parientes. El conductor calibraba en la avenida 22, de La Caleta y huyó.
Confesora Moreno, de 75 años, murió embestida por dos motociclistas al cruzar la autopista, el 19 de marzo a la 7:00 de la noche, cuando regresaba junto a su esposo de la misa en la parroquia San Rafael, donde era la encargada del catecismo y de los bautizos.
Familiares y vecinos cuentan que desde ese día no cruzan a pie la avenida por temor a que los atropellen. Jacobo Rosario, amigo de la familia, dice que el patrullaje es insuficiente, entiende que los policías deben incautar las motocicletas a todos el que compita o calibre.