Rossy Guzmán, la pastora que junto a su hijo Tanner Flete, figura como parte de los imputados en el caso Coral, fue dejada ayer en libertad, condicionada al mantenimiento del impedimento de salida del país, y de la fianza de RD$50 millones que se le habían impuesto tras su arresto.
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La variación de la medida de coerción a la imputada que hasta ayer estuvo bajo arresto domiciliario y con brazalete electrónico en uno de sus tobillos, fue dispuesta por el primer tribunal colegiado del Distrito Nacional, presidido por la magistrada Giselle Méndez.
Guzmán es acusada por el Ministerio Público de actuar como supuesta “testaferra” en la trama de corrupción encabezada por los exjefes del Cuerpo de Seguridad Presidencial (Cusep) y de Seguridad Turística (Cestur), y la ex directora del Conani, durante los gobiernos de Danilo Medina.