Por: Kelvin Jiménez
El actual contexto interpela a los centros de formación de seguridad ciudadana y combate al crimen a impulsar un debate teórico que conduzca a concebir la función de los agentes ante esta nueva realidad social, e invita analizar y estructurar una formación basada en el desarrollo de habilidades orales y operativas. Plantea también la necesidad de prácticas continúas con espacios y herramientas que contribuyan a tener una fuerza policial con capacidad para enfrentar los males imperantes en el presente escenario.
Un primer paso sería ponernos de acuerdo sobre cual modelo de seguridad ciudadana. Un grupo de investigadores de la Universidad del Rosario en Colombia, identificó tres: El Modelo Inmunológico Estadounidense, en este la función policial busca fortificar los mecanismos de autocontrol de la colectividad.
El segundo Modelo es el Profiláctico Europeo, que busca impedir los actos criminales y ataca las causas que pudieran dar su origen, de manera que el papel del Estado a través de sus instituciones procura mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, en particular lo concerniente a la educación. El último modelo, es el aplicado en países en vía de desarrollo llamado Modelo de Hábitos Saludables, es asumir una serie de conductas que limiten los actos violentos.
Partiendo de nuestra realidad social, características, origen y toda la línea base documentada, diagnósticos y recomendaciones de expertos nos sugiere el modelo que debemos impulsar o nos damos un hibrido o tal vez tenemos la capacidad de crear un modelo, que pueda ser referencia para el mundo.
El proceso de descentralización de la policía nacional hay que ponerlo en la mesa, creemos oportuno elaborar un plan piloto para ir transfiriendo de forma progresiva la labor preventiva a los ayuntamientos que cuenten con la infraestructura, personal humano y planes operativos previamente aprobados por las instancias correspondientes, y que a su vez los órganos de inteligencia como el DICRIM, mantengan una dimensión nacional en el combate al crimen.
Llego la hora de unir, conectar y proyectar los planes de formación, capacitación y adiestramiento con los requerimientos que la función policial que demanda la actualidad y los mismos deben ser fruto de un ejercicio académico que trace las pautas, de igual forma sacar provecho a la experiencia de hombres y mujeres que han contribuido en su desarrollo institucional.
¡Ojalá que nuestra propuesta tenga acogida, para el bien de las instituciones del orden y la paz ciudadana! Concluyo con esta frase “No sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”. Charles Darwin