Para los economistas y cualquier estudioso, la observación y análisis de la economía china resulta un canto de sirena irresistible.
Ni siquiera sus detractores pueden evitar asombrarse de sus logros, aunque se enredan en su comprensión, excepto los “francotiradores” de oficio que solo buscan árboles caídos para no ver el bosque.
Es la economía que, en 75 años, a cumplir el 1 de octubre, ha pasado de altos niveles de pobreza y atraso económico a saltar a segunda economía mundial. Al triunfo revolucionario de 1949, el 88% de la población era pobre, en sus primeros 30 años descendió al 40%, a pesar de múltiples vicisitudes.
Hoy ha erradicado la pobreza extrema y el Banco Mundial sitúa la pobreza en general en un 0.1% o menos de 14 millones de una población de 1,412 millones de habitantes; en el mundo es de 9,7% y en las naciones más ricas alcanza niveles vergonzosos.
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La producción económica por persona de China ha crecido en un espectacular 3,000% en décadas. En 1995 solo un 3% de los productos producidos y exportados en el mundo eran chinos, hoy rebasa el 20%.
Es la “fábrica del mundo” y también el “mercado mundial” y se le considera “de facto”, líder global en tecnología nuclear.
Se ha dotado de una infraestructura impresionante y ha construido más líneas ferroviarias de alta velocidad que el resto del mundo junto, primer exportador mundial de automóviles, -¿quién lo habría previsto?- y posee las reservas en divisas más grandes que jamás país alguno ha logrado -más de 3 millones de millones de dólares-. De 1991 a 2023 la economía china se ha multiplicado casi 50 veces.
Con una clase media que integran varios cientos de millones de personas muestra gran atractivo como foco de inversión foránea. En 2023 la inversión extranjera aumentó un 39,7% -81,700 millones de dólares-, o, 37 mil nuevas empresas, en un solo año: impresionante.
La pujanza económica no descansa: de enero a agosto de 2024 el comercio exterior marcó 4,02 millones de millones de dólares, aumento de 3,7% interanual para un superávit de 11,2% mayor a igual período de 2023.
¿Clave de tanto éxito? Liderazgo en todos los indicadores mundiales de ciencia y tecnología; gran y creciente, apertura a la economía global y a las inversiones; destinar en el entorno del 40% del producto interno bruto (PIB) a inversión.
La prioridad ahora es un crecimiento de alta calidad.