En marzo de 2011, un equipo de académicos de la Universidad de Harvard presentó un informe técnico titulado: “Construyendo un mejor futuro para la República Dominicana: Herramientas para el desarrollo”; producto de una consultoría que había solicitado el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. El informe formaba parte de una serie de documentos que se elaboraron para apoyar la formulación de la Estrategia Nacional de Desarrollo. Planteaba un conjunto de políticas relativas a las áreas de macroeconomía, sector financiero, competitividad y educación, principalmente.
Para entonces, el proyecto de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 (END) ya planteaba que, para que la República Dominicana tuviera un ingreso per cápita similar a los países que en ese momento se consideran de ingreso alto, requería registrar un crecimiento promedio del Producto Interno Bruto real per cápita en el rango 3% – 5%, por los próximos 20 años. De su parte, el informe Harvard planteaba que ese crecimiento debía ser inclusivo, de forma que beneficiara al mayor número de dominicanos posibles en todas las regiones del país; y sostenible, evitando repercusiones negativas e indeseables sobre el medio ambiente.
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Si bien en el Informe se reconocía el buen desempeño económico del país, se afirmaba que el 75% del crecimiento de la última década se había registrado en el sector no transable; y que eso no era sostenible a largo plazo, dado que implicaba un aumento en la demanda agregada interna que llevaría a un mayor déficit de cuenta corriente. No era sostenible.
Destaca el planteamiento de que, para alcanzar las metas propuestas en el proyecto de END, el país requería de una transformación estructural que generara un desarrollo exportador significativo, con crecimientos reales anuales cercanos al 9% en las exportaciones de bienes y servicios, poniendo énfasis en la diversificación y sofisticación de la canasta exportadora. Se mostraban evidencias del alto potencial del país para desarrollar exportaciones agrícolas, manufactureras, turísticas y de servicios profesionales, y señalaba que el reto era crear un sistema que permitiera que todas estas posibilidades fueran exploradas y desarrolladas.
Para entonces, en 2011, el valor de las exportaciones representaba el 22% del PIB. En perspectiva de los países que se habían colocado en el nivel de desarrollo a que aspiraba la República Dominicana, se recomendaba trabajar para lograr un nivel de Exportaciones/PIB de un 50%; para lo que se requería un nivel de crecimiento de las exportaciones totales a un ritmo de entre 8.1% y 10.2% anual. Esto es, implicaba un desempeño muy distinto al estancamiento registrado en el periodo 2005-2009, periodo en el que el crecimiento de las exportaciones fue cercano a cero.
Transcurridos más de 12 años de la presentación del Informe Harvard se observa que el nivel de exportaciones sobre el PIB es prácticamente igual al del 2009. En 2022, las exportaciones de bienes y servicios representaron el 22.1% del PIB. En términos promedio anual, el crecimiento de las exportaciones fue 6.2%, lejos del nivel recomendado en el informe. Cabe señalar que, la situación descrita se produce a pesar de que la República Dominicana participa en varios acuerdos de libre comercio con Centroamérica, Estados Unidos, los países del CARICOM, la Unión Europea, etc.
Vale resaltar un planteamiento central del Informe Harvard, en el sentido de que el país requería un cambio estructural que conllevara a la diversificación y aumentos en la sofisticación de la canasta exportadora del país. Para lograrlo, se debía enfatizar el descubrimiento y acumulación de nuevas capacidades del sistema productivo dominicano, fundamentalmente actividades transables. Y se recomendaba: a) una estrategia macroeconómica que propendiese a una mayor y más estable rentabilidad relativa del sector transable; b) facilitar el acceso de los agentes económicos a los recursos financieros que les permitan realizar las inversiones necesarias para el desarrollo de las capacidades actuales y la acumulación de nuevas capacidades; c) garantizar la provisión oportuna de los insumos públicos necesarios para el proceso de transformación estructural; d) mejorar significativamente la calidad del sistema educativo dominicano; y e) aprovechar las ventajas y sinergias que ofrece la cercanía con la República de Haití.
Las claves de política del Informe Harvard son cruciales para el desarrollo sostenible de República Dominicana.