Hay que considerarlo una coincidencia, hasta que alguien demuestre lo contrario. Hablo del apresamiento en San José de Ocoa, cuando protestaba pacíficamente “armado” con una pancarta en la que le hacía una pregunta al Presidente de la República, del doctor Wazar Gómez justo en medio de las discusiones por la aprobación y promulgación de la Ley 24-01 que crea la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), que para muchos contiene preocupantes elementos de carácter autoritario; y algunos políticos de oposición han llegado tan lejos, que acusan al gobierno de estarse preparando para implantar una dictadura en República Dominicana.

No hay dudas de que los policías que apresaron al doctor Gómez se comportaron de manera muy poco democrática. Según lo que narró el profesional, un médico especializado en Estados Unidos en Medicina del Sueño y Neuropsiquiatría que se describe a sí mismo como activista social y ambiental, fue detenido e introducido a la fuerza en un vehículo donde ninguno de los agentes que lo acompañaban pronunció una palabra ni le informaron para donde lo llevaban.

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Al llegar al destacamento policial, de acuerdo a su narración, fue recibido por una coronela que sin ningún preámbulo empezó a insultarlo llamándolo “ladrón, abusador y bandolero”, ordenando que lo encerraran con los presos para “que me lo arreglen”. Allí fue golpeado y maltratado por los reclusos y posteriormente trasladado a un centro de salud, donde fue liberado luego de que el presidente Luis Abinader, enterado de la situación, impartió la orden.

¿Qué hubiera sucedido si no le informan de su apresamiento? Que nadie descarte lo peor, porque ya ha ocurrido en otras ocasiones. De poco vale, aunque sepamos que son sinceras sus palabras, que el presidente Abinader proclame a los cuatro vientos la vocación democrática de su gobierno si la Policía, a la que con tanto empeño trata de reformar, lo desmiente actuando como si viviéramos en una dictadura.