Caricatura e ilustración realizadas por el caricaturista político @YosoyJarul, Texto por: Julio Vargas
Ilustración hecha por: @YosoyJarul, texto por Julio Vargas.
La denuncia de compra de dirigentes y funcionarios de la que, principalmente, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), acusa al partido oficialista, Revolucionario Moderno (PRM), es una practica vieja -que algunos dicen inició el otrora partido de poder- de muy mal gusto y que deja mucho que desear. No solo de las organizaciones del sistema de partidos del país, sino, también, de los propios funcionarios y dirigentes políticos que se presten a esto.
Esta práctica evidencia muchas debilidades, pero la peor de todas -en mi humilde opinión- es la deficiencia moral y ética de la que adolecen nuestros impolutos e intachables políticos.
El axioma «No hay corruptor si no hay a quien corromper» se aplica perfectamente en este caso. Es necesario un dirigente que se quiera dejar comprar para que lo puedan comprar, amén de que quieran disimular la transacción con un sinnúmero de razones políticas.
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La realidad es que el ver a un dirigente abandonar las filas de un partido para pasar a otro solo envía el mensaje de que la política en este país es un trabajo más que un ideal, ergo, todo trabajo deber ser remunerado y ¿quién no abandona un trabajo por otro que le pague más?
Compra de funcionarios
No es que como personas de raciocinio con libertad de pensamiento y totalmente independientes no se tenga el derecho de pertenecer a una organización que nos represente mejor, el problema es que en este caso hablamos de una representación de intereses mas no ideales, como se supone debería ser, de personas que fueron elegidos por elección popular para representar los ideales de un pueblo que los puso allí creyendo que tanto el candidato como su partido representaban sus ideales y que las demás opciones no lo hacían.
Es cierto que nuestro sistema de partidos se ha fraccionado en varias ocasiones a lo largo de nuestra historia -por lo que hoy en día algunos aseguran que se encuentra en crisis- y que de esas fracturas han nacido grandes y representativas fuerzas político-partidistas como el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el Partido Revolucionario Moderno e incluso el mismo partido de Fuerza del Pueblo.
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Lo ideal sería que en caso de no compartir los ideales y visión de una entidad político-partidista cualquiera de sus miembros, sea que ocupe un cargo importante dentro de esa organización o no, o que haya sido elegido a un cargo público a través de ese partido o no, aquellos que quieran pasarse a otro barco esperen a no tener ninguna responsabilidad para con ese partido o sus simpatizantes y solo así renuncie públicamente al mismo.
Más allá del señalamiento ético y el retiro de la simpatía de los votantes estas acciones no deberían tener mayor costo para los involucrados -casi nada frente a los beneficios políticos que representan para la organización política que hace la compra y para el que se deja comprar-, pero hay un componente que debe considerarse como elemento punible: el uso de los fondos del erario para comprar a estos dirigentes.
Esta acusación es muy seria -obviamente- y debe ser respondida enérgicamente no solo por el partido al que se está acusando, sino, por los organismos con los que cuenta el propio sistema que son los encargados de fiscalizar, dirigir y controlar todas las actividades en este ámbito de la vida nacional.
Lo cierto es que si tuviéramos políticos movidos por ideales y convicción éticos y moralmente correctos y no por el contrario por intereses pecuniarios de poder y posicionamiento social no tendríamos porqué hablar de transfuguismo o compra de funcionarios.