La cantidad de veces que se ha reportado que alumnos de varias escuelas de San Francisco de Macorís han tenido que ser hospitalizados por intoxicación con agroquímicos es alarmante. Todos los años se reporta este tipo de incidente sin que se hayan tomado las medidas necesarias para prevenirlo.

El diagnóstico ha sido el mismo siempre: las fumigaciones en las plantaciones de arroz cercanas a, por lo menos, cuatro planteles escolares. Los alumnos afectados son hospitalizados y tratados, regresan a sus hogares y a las aulas, pero semanas después el problema se repite sin que haya una solución definitiva.

Incluso el ministro de Educación, Ángel Hernández, denunció que dos ministros son responsables por no haber enfrentado la situación, refiriéndose claramente a los ministros de Agricultura y de Medio Ambiente. Fue enfático al afirmar que esos ministros conocen muy bien a las empresas que fumigan las plantaciones arroceras durante las madrugadas.

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Es doloroso pensar en el daño a la salud que esto provoca a cientos de alumnos, profesores, trabajadores de las plantaciones y vecinos de la zona, especialmente a largo plazo. Si las fumigaciones se realizan con Glifosato, los intoxicados tienen en su organismo partículas de esta sustancia que puede generar cáncer en el futuro.

El fabricante de este producto ha tenido que pagar millones de dólares en indemnizaciones en Estados Unidos a personas que desarrollaron cáncer por haber estado en contacto con el agroquímico.

Tras revelarse la información sobre los daños del Glifosato, la publicidad que promovía su uso en zonas arroceras del país ha desaparecido. Aunque los anuncios han sido retirados, el producto sigue vendiéndose libremente a pesar de las restricciones en varios países.

Hemos mencionado anteriormente que en el país se debe regular el uso del Glifosato, ya que se ofrece bajo diferentes nombres y es de venta libre en el mercado local.

La Organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer encontraron pruebas de carcinogenicidad y daños genéticos en humanos expuestos al Glifosato. El linfoma no-Hodgkin es uno de los cánceres asociados con este producto, según estudios realizados en Estados Unidos, Canadá y Suiza.

El uso del Glifosato ha sido prohibido o regulado en varios países como Francia, los Países Bajos, Bélgica, Portugal, Alemania, la República Checa y México.

Algunos estados de Norteamérica también han tomado medidas al respecto. Sin embargo, las autoridades dominicanas aún no han tomado ninguna decisión al respecto. Es importante recordar que este agroquímico no solo afecta la salud humana, sino también el medio ambiente, matando lombrices de tierra que son esenciales para la fertilidad del suelo.

Es imperativo adoptar medidas de precaución rigurosas para su uso. Países productores de arroz como Vietnam ya han prohibido su uso e importación.

Ante todas las denuncias sobre el riesgo del uso de Glifosato, y atendiendo al principio precautorio, las autoridades deben aplicarlo restringiendo su uso y orientando a los usuarios sobre su manejo. Los pequeños agricultores ya no usan la coa ni el machete para desyerbar, usan glifosato con distintos nombres, que deben investigar las autoridades correspondientes.

El derecho a la salud es una responsabilidad del Estado garantizarlo. Debe también establecer los protocolos y la vigilancia para prevenir enfermedades catastróficas.