Si es verdad, como se ha dicho, que la poda de los 17 árboles en el parque Mirador Sur fue ordenada por uno de los residentes en una de las elegantes torres que le quedan enfrente porque obstaculizaban su vista al hermoso mar Caribe, es probable que resulten insuficientes las sanciones que ha prometido aplicarle al responsable el ayuntamiento del Distrito Nacional por haber violado los lineamientos para la poda de la silvicultura urbana establecidos por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Que alguien decida, simplemente porque puede (y los hechos así lo demuestran), atentar contra el principal pulmón verde de los capitaleños es una señal inquietante, pero lo es todavía más que las autoridades responsables de su cuidado solo se hayan enterado luego de una denuncia pública del exvicepresidente Jaime David Fernández Mirabal. ¿Dónde estaban sus colaboradores? ¿Qué pasaría si otros residentes en esas lujosas y elegantes torres decidieran imitar su acción para recuperar el valor de propiedades que compraron por el atractivo, que se traduce en un mayor costo, de que tenían vista al mar?
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Cuando empiezan a pasar esas cosas, y las autoridades a permitirlas, tenemos que empezar a preguntarnos si nos enteraremos a tiempo para impedir que uno de esos ricos y poderosos, o todos juntos, construyan una Casa Club en el Parque Mirador Sur, que por supuesto tendrá carácter de exclusividad y “solo para residentes”.
Por eso es importante estar atentos a la investigación que realiza el ayuntamiento, que luego entregará a la Procuraduría Especializada de Medio Ambiente para que profundice las indagatorias y determine responsabilidades y las sanciones correspondientes, cuyos resultados estaremos esperando “por hora”. Y es que deseamos conocer, con su nombre y apellido, al responsable; el rango que tiene o el cargo que ocupa en el gobierno, que nunca se puede descartar que todo sea obra de alguien a quien se le subió el poder a la cabeza.