Conocer el pasado, para que nadie olvide

Conocer el pasado, para que nadie olvide

Luis Scheker Ortiz

He quedado más que sorprendido, estupefacto, pudiera decir, al ver aquella enorme muchedumbre de miles y miles de personas desfilando por calles y aceras en todo lo alto y bajo de la capital, desbordante de entusiasmo, tal como lo muestra la foto de la llamada “Marcha de la Esperanza” del Partido de Liberación Dominicano (PLD) que aparece, a todo color, en primera plana del periódico Hoy del pasado lunes 10 de julio, siendo para mí, como de seguro para tantos otros que sencillamente quedarían sorprendidos por lo que dieron su voz de alerta tanto a los suyos como a los militantes del gobierno de su Partido Revolucionario Moderno (PRM) y los más allegados al presidente Luis Abinader Corona quien, según lo dicho por su adversario político Abel Martínez Duran, dirigente del PLD, y fue divulgado en la prensa: “Abinader no sabe gobernar.”

Siendo este señor único miembro de su partido que aspira a la postulación de la presidencia de la república en las próximas elecciones generales a celebrarse el domingo 19 de mayo del 2024.

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Lo cierto es que el PLD, un partido en capa caída, dado su decaído prestigio, por lo cual no va a ser posible que pueda darle el necesario impulso que aspira a su candidato Abel Martínez y sacar a su debilitado partido de la crítica situación en que actualmente se encuentra. Acorde con el dilecto amigo e intelectual Miguel Guerrero, en su libro “El Rugido del León” señala: “Como decía en el primer párrafo de su texto, el proyecto de poder absoluto que encarna el Partido de Liberación Dominicana, bajo el liderazgo e impulso del ex presidente Fernández, constituye el hilo conductor en la crónica de Miguel Guerrero. Refiriéndose a los riesgos del control absoluto del poder por un partido y un único liderazgo, apunta: “El control absoluto de los poderes del Estado por un solo líder y un grupo político, el PLD, constituye un golpe mortal a la democracia. La nación queda a merced de las ambiciones e intolerancia del más corrupto de los clanes políticos que haya gobernado desde la desaparición de la tiranía trujillista”.

Como escribiera James Madison, “La acumulación de todos los poderes, legislativos, ejecutivos y judiciales en las mismas manos de unos, de pocos o de muchos hereditarios, puede decirse con exactitud que constituye la definición misma de la tiranía.” Afortunadamente, ese no es el caso de República Dominicana. Nuestro país se desenvuelve en un paisaje democrático de respeto a la autoridad y a los derechos inherentes del ciudadano consagrados en la Constitución de la república. A paso firme, sin prisa, pero sin pausa, vamos desarrollando y fortaleciendo nuestro sistema democrático de gobierno, superando obstáculos, aferrados a mantener un proyecto de frenos y balances y contrapeso entre las múltiples instituciones publicas y privadas.