Luego de 12 años de matrimonio, Alejandro Sanz y Raquel Perera, con quien tiene dos hijos—Dylan y Alma—anunciaron su separación el año pasado. El divorcio había sido un rumor desde que ella lo comentó a su círculo íntimo durante la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio a la que acudió sola; además, algo habían dejado entrever tanto Sanz como Perera en sus perfiles de redes sociales pocos días antes.
Tras el anuncio del divorcio la pareja aseguró que: “somos una familia y siempre lo seremos […] nuestra familia está por encima de cualquier cosa… es diversa y bella, como la vida y así permanecerá. El mundo cambia, nosotros también, siempre amorosamente”.
Sin embargo, a primeros de enero de 2020, Alejandro Sanz eliminaba todo rastro de Perera de sus empresas, donde ella ha ostentado diversos cargos durante años. El músico dio el paso definitivo y pedía formalmente el divorcio.
No obstante, Perera no se ha quedado quieta: le ha exigido a un juez de Miami que congele las cuentas del cantante, por miedo a que “dilapide” su patrimonio y no quede nada para sus hijos, tal y como puede leerse en la demanda interpuesta en los juzgados de Florida. Y, por ahora, se ha salido en parte con la suya, según publicó el diario español El País.
La situación comenzó a empeorarse en abril, cuando Sanz presentó una demanda de divorcio en los juzgados de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Su separación ya llevaba más de medio año en marcha y ahora vive en Madrid con su nueva pareja, con quien además, ha pasado la cuarentena, la artista cubana Rachel Valdés.
Perera, por su parte, respondió con otra demanda en mayo, pero en Miami, que es donde la pareja vivió y donde residen sus hijos.
Según el medio mexicano Ventaneando, que ha tenido acceso a esa demanda, Perera la interpuso el 29 de mayo. El juicio tendría que haber tenido lugar a principios de junio, pero se ha retrasado a causa de la pandemia del coronavirus, que estos días azota con especial virulencia el estado de Florida.
En la demanda, Perera exige a Sanz una pensión para sus hijos, además de dinero para gastos escolares, viajes, tutorías, campamentos, seguros médicos o dentales… Para ello solicita un pago retroactivo desde julio de 2019, considerando que el intérprete de Corazón Partío no ha pagado lo suficiente durante este año. Eso implicaría unos 45.000 dólares al mes.
Además, Raquel Perera exige un seguro de vida del que sea la única beneficiaria. También solicita una pensión para ella, por su dedicación y su “contribución y ayuda al éxito profesional, al reorganizar sus compañías y con su sacrificio personal” y que sea acorde con el nivel de vida que ha tenido durante esta década.
Pero la esposa y ex ayudante del músico va más allá, también pide en esa demanda la repartición equitativa de los bienes obtenidos durante la década juntos. Ella argumenta que, durante el tiempo que duró primero su noviazgo y luego su matrimonio, dejó de lado su vida personal para contribuir a la economía familiar, criar a sus hijos y hacer que las empresas del músico prosperaran; de hecho, afirma que fue presidenta durante años de Gazul Producciones, principal compañía de Sanz, sin tener un sueldo.
Como se lee en la demanda, Perera asegura haber tenido una “extraordinaria devoción, sacrificio y contribución al marido y a los hijos”. Además, pide que sea ella quien se encargue de formación principal de sus hijos, dado el trabajo de Sanz y sus continuos viajes.
También argumenta que en su tiempo libre, él está en España, ocupándose de “su familia y sus negocios”; tanto que, desde su separación en julio de 2019, solo ha visto a sus hijos en Miami en cinco ocasiones.
Sin embargo, Perera no está dispuesta a esperar a que el juicio se resuelva y a finales de junio volvió a presentar otra demanda ante la corte de Miami. En ella, le exige al juez que congele los bienes de Sanz, en lo que ha venido a llamar “protección legal temporal”. Pide que él no pueda sacar el dinero de sus cuentas, puesto que teme que malgaste todo lo que ha logrado durante estos años y que por tanto no queden bienes para sus hijos.
Además, afirma que su ex marido le ha cancelado las tarjetas de crédito y que no puede realizar pagos.
En la demanda también se detallan cuestiones económicas, como que el arrendamiento de la casa en la que vive en Miami con los niños cuesta 20.000 dólares al mes, y que ya solo por eso no podría aceptar la bajada de la pensión que quiere hacer Sanz, pasando de 45.000 a 17.000 dólares mensuales.
Por tanto, pide al juez esa congelación, que de no llevarse a cabo “podría causar un daño irreparable” en ella y sus hijos, según se lee en el escrito.
Aunque todavía no se ha llegado a una conclusión final —puesto que los abogados del músico han de recibir los documentos y tienen unas semanas para presentar sus respuestas— el juez ya ha dado un primer paso.
Efectivamente, ha congelado de forma inmediata las cuentas del músico en Estados Unidos, excepto una, para que Perera siga pagando con ella los gastos que necesite. Ahora queda esperar a la respuesta judicial del cantante en un proceso que, dadas las circunstancias personales de ambos y también las causadas por la pandemia, se prevé largo y complejo.