Pregunta de la lectora: ¿Cuál es la diferencia entre dar sin esperar nada a cambio y la reciprocidad al dar y recibir en la relación de pareja. Me he cansado de dar y servir a mi compañero y no recibo ningún gesto de atención, compañía, y mucho menos cariño. Estoy en un punto muerto. Me siento agotada y sin deseo de continuar. Me convierto en un ser indiferente, como él, o me separo? ¿Cuál es su punto de vista?
Respuesta de la terapeuta: Dar incondicionalmente de manera genuina es un acto consciente y voluntario cuyo fin es expresar la bondad y la generosidad que poseen las personas. El objetivo no es recibir, ni dar para recibir. Dar es la expresión justa del ser a favor de los demás.
Cuando damos con el propósito de recibir nos abocamos a una transacción que exige retribución; podría considerarse como una manipulación porque pierde el carácter espontáneo.
Quien espera ser reciprocado no necesariamente espera retribución de la persona a quien dio, sino que la ley de la reciprocidad se manifieste libremente por cualquier vía.
La reciprocidad ocurre cuando dos personas están en el mismo grado de madurez emocional y se sienten comprometidas en dar lo mejor de sí, porque aman a su pareja y espontáneamente logran el equilibro mutuo y se sienten autoestimulados.
Dar gratifica. La persona se siente satisfecha consigo misma cuando expresa lo que siente y si recibe espontáneamente de su pareja aumentará su deseo de dar como un acto de reciprocidad por el bienestar y el compromiso que genera el recibir. Se crea un circuito altamente estimulante.
Ambos procuran espontáneamente ser justos para alcanzar el equilibrio
y la autogratificación que genera el acto consciente de reconocer que se ha dado espontáneamente y sin condicionamiento. A esta conducta le llamo altruismo.
La búsqueda del equilibrio puede ser de carácter humanitario. En la relación interpersonal, dar y recibir es justicia relacional.
Una pareja es meritoria cuando se percibe un balance justo en la reciprocidad al dar y recibir, lo que aumenta la sensación de plenitud y la alegría por estar juntos. Reconocen que deben deponer las armas del egocentrismo.
La justicia relacional se convierte en un emblema familiar que sirve de modelo para las futuras generaciones.
Dar y recibir es la reciprocidad manifestada que surge del goce originario del ser. Dar es un don existencial que emana de la naturaleza humana.