Pregunta del lector:
Muchos hombres jóvenes estamos interesados en crear una buena relación con nuestros hijos y afianzar los vínculos para mantenerlos cercanos cuando estemos viejos y no sentirnos abandonados. ¿Qué nos recomienda?
Respuesta de la terapeuta:
Su planteamiento y preocupación son válidos. Crear en la familia la cultura del buen trato, no solo refuerza los vínculos, sino que trasciende generaciones.
Los padres que demuestran a sus hijos que son de confianza, que les garantizan la seguridad y la protección necesarias contribuyen con el desarrollo adecuado y la estabilidad emocional.
Los padres son referentes importantes en la vida de los hijos. Incluyo a los padres biológicos, adoptivos, de crianza o tutores que asumen las responsabilidades parentales, no solo las de carácter instrumental sino también las afectivas.
Respecto a la parentalidad instrumental o afectiva no podemos reducirla a un aspecto biológico. Hay que asociarla con el modelo social que separa, en muchas culturas, al padre que provee y que gestiona algunas actividades familiares con el mundo exterior de las expresiones afectivas. Ellos también forman parte del desarrollo biopsicológico de los hijos.
La relación padres-hijos se enmarca en un tipo de jerarquía en el que, dentro de un marco de amor y de confianza, los papás asumen una posición de poder para ejercer la autoridad parental y preservar la seguridad hasta que ellos puedan valerse por sí mismos.
Muchos padres jóvenes han aprendido que su rol afectivo como cuidadores y protectores son expresiones y actitudes inclusivas dentro del marco de su responsabilidad.
Asumen que lo que pueden hacer tan bien como las madres, que son responsabilidades no excluyentes por razón de género. Se perciben con el mismo derecho en las funciones y merecedores del amor y la cercanía de sus hijos.
Hay que considerar que los papás también pueden ser resilientes y, por ende, transmitir como un valor familiar el aprendizaje de la adversidad, es decir, a ser flexibles ante ella adversas y asimilar sus enseñanzas.
Los padres resilientes a través del proceso de socialización y modelación de sus comportamientos, actitudes y creencias, enseñan y promueven un estilo de afrontamiento optimista.
La parentalidad que se manifiesta a través de un diálogo abierto, flexible y respetuoso, crea una base sólida para el desarrollo de la confianza.
Quien ama será amado, quien cuida será cuidado, quien comprende será comprendido.
Estamos frente a la fuerza natural de la reciprocidad ante el mérito ganado.