Pregunta de la lectora: Tiendo a sentirme culpable cuando pasa algún problema con mi pareja. Además, él me dice que soy la que lo altero, que no podemos estar bien por mi culpa. He terminado creyendo que soy la culpable de todo y sintiéndome terriblemente mal. ¿Es normal que me sienta culpable?
Respuesta de la terapeuta: Hay un tipo de culpa al que llamo “culpa cultural”, la que suelo describir como la generada por los estereotipos asignados al hombre y la mujer, sostenida por la creencia de la superioridad (hombre) e inferioridad (mujer).
En bibliografías diversas leemos: madre castrante, patológica, posesiva, destructiva, maltratadora. Con respecto a la pareja: mujer celosa, controladora, posesiva, envidiosa del pene. Particularmente, me luce que el comportamiento del hombre solo se entendía partiendo de la patología de la mujer. Así, fue atrapada en una serie de construcciones teóricas que le asignaban estas características o modos de relación que hacían ver a la mujer madre o esposa como patológica o disfuncional.
Es una culpa socializada a través de las generaciones pasadas que educaron con ciertas distorsiones en el enfoque de los conflictos de parejas, las cuales podemos observar hoy. Algunos ejemplos: “Cuando los hombres están tranquilos no se molestan”, “Hay que esperar el momento para no molestarlos”, “Los hombres no se molestan, hay que dejarlos tranquilos”. Son mandatos culturales que si no se cumplen, hacen creer a la mujer que está en falta.
Las preguntas que se hace a sí misma son: ¿Qué habré hecho?, ¿En qué metí la pata?, ¿Para qué lo dije ahora?, ¿Mejor me hubiese callado?. Notamos que estas expresiones reflejan sentimientos de culpa. Inmediatamente aparece el malestar.
Las creencias hacen pensar a la mujer que está en falta. No recurre a la reflexión y ve al otro, quien por su creencia opera contrario: “Ella es la que me provoca”, “Esta mujer es una loca”.
Creo que si las relaciones de parejas son de elección libre, conscientes y por voluntad propia no hay por qué patologizarlas, colocando a la mujer como la causante de los problemas del hombre.
La relación es complementaria, por lo que los rasgos de personalidad, las actitudes culturales e idiosincrasia familiar interactúan influyéndose mutuamente.
Asumir los cambios en complementariedad marital dominante – subordinada, el sentimiento de culpa no responderá a condicionamientos culturales, sino, en relación al hecho de haber provocado un daño real, no imaginado.